En cada comunidad hay vecinos y vecinos. Los hay más silenciosos que pasan desapercibidos, los que mantienen educadas conversaciones sobre el tiempo en el ascensor, pero siempre hay una vecina que no falta: la vieja cotilla.

Te ha visto nacer, con mocos, con granos o liándote con un tío en el portal de tu casa. Ella lo ha visto todo porque vive pegada a la ventana como la vieja del visillo, rollo «La ventana indiscreta». Es la interpol de la comunidad que avisaba a tu madre cuando te veía con una falda más corta de lo recomendable.

La verás con frecuencia en la ventana sacudiendo alguna alfombra, como si enviara mensajes cifrados a otras señoras que también sacuden alfombras. Cuando vigila la calle está como Raquel Mosquera en la ventana y cuando la ves en el supermercado digievoluciona a la mítica maruja de pueblo desaliñada que se emperifolla para ir a una boda o para ir a Sálvame a llevar mazapanes a Paz Padilla.

Me acordaré toda la vida cuando un día estaba llegando al portal y me habló una voz desde lo alto de una ventana.

«Tu madre no está en casa que la he visto irse con tu tía, pero hablaban de ir a una mercería así que imagino que volverán pronto».

¿Pero usted quién es? ¿El Súper de Gran Hermano?

Aunque vive sola, siempre llena el carro de comida como quien sabe que va a estallar un conflicto armado mundial y compra en consecuencia. Y cuando te la encuentras en el pasillo de lácteos te saluda con una sonrisa y echa una mirada supina para ver qué estás comprando. Si no lo ha visto bien, te parará con la pregunta ¿Qué tal, por aquí comprando? y se pondrá a cotillear qué llevas. Después en la cola es la típica que llega y se pone a tu lado en vez de detrás. ¿Qué parte no entiende, señora? ¿Le ha dado un derrame vaginal? Llevo patatas y donetes, ¡¡déjeme vivir mi gordura en el anonimato!!

Las conversaciones en el ascensor tampoco son para escribir un libro de Ken Follet.

– ¿Y ya tienes novio? ¿Es el chico moreno que te acompañó el otro día a casa?

Creo que esta frase me la lleva repitiendo los últimos 5 años. Debe pensar que siempre vengo acompañada, y al parecer con un moreno.

Pero si hay algo peor que tu vecina te pregunte «¿cuándo te casas?», es sencillamente que deje de preguntártelo. Cuando llegue ese momento, ya puedes tirar la toalla en el amor.

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@LuciaLodermann
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