No es que me coma a la gente que me habla, pero hay gente que habla demasiado y desde luego, estarían más guapos calladitos.
- La señora random que me da consejos que no he pedido.
En el gimnasio, en una tienda, parándome por la calle. Todas tienen la clave para que adelgace y por supuesto, opinan que qué pena con lo guapa que soy de cara. - El taxista con el que no fluye la conversación.
No hay necesidad, si no tenemos más de qué hablar, no siga, por favor. - La amiga de mi amiga que no me conoce y no para de preguntarme cosas íntimas.
No tengo ni que explicar esto, ¿no? - La persona rara de la parada del autobús.
Si hay alguien raro, con ganas de insultar o de explicar la próxima venida de los extraterrestres, vendrá a hablarme a mí. De todas las personas que haya esperando, yo soy la elegida. - El dueño del perro que cree que porque nuestros perros se huelan el culo tenemos que ser BFF.
Interactuar y ser amable, OK. Pero si ves que no te doy bola e intento irme, ¿por qué me cuentas tu vida? - El vecino que solo habla del tiempo en el ascensor.
Yo también vengo de la calle, señor. - La señora que intenta saltarse una cola o que le de mi número o que en definitiva, cree que soy idiota.
Tengo la misma prisa que usted y no me está distrayendo. - El tío al que le has dicho que te deje tranquila.
Tampoco lo tengo que explicar. - Los que solo hablan de ellos mismos y jamás te preguntan qué tal.
La peor gente. - Las personas que pretenden que les hables REAL.
Me estás viendo que estoy haciendo cosas, no te estoy escuchando, te lo he dicho, ¿por qué me sigues hablando?