Anoche se celebró la 32 edición de los premios Goya. Handia Shore (perdón) fue la gran vencedora de una gala que, siguiendo la estela de los Globo de Oro y la repercusión de los discursos femeninos en los Premios Feroz, presumía de ser un espacio de reivindicación del papel de la mujer en el cine, históricamente infrarrepresentado. Cuando hicieron pública esta decisión ya surgieron las suspicacias pero yo, como siempre, intentaba guardar un mínimo esperanza porque me parecía que era muy sencillo hacerlo bien, pero NADA MÁS LEJOS DE LA REALIDAD.

La gala fue el tostón habitual; solo consiguió arrancarme una carcajada la versión trapera de «Un velero llamado Libertad» de Perales (y eso es un drama porque yo soy un público, en general, muy agradecido). Pero el gran problema es ese anuncio en los medios de gala con denuncia «feminista» para luego tener que tragarnos este bochorno… Por eso es importante señalar las razones más evidentes que demuestran que ha sido un intento muy fallido de lavado de cara en un momento en que una parte importante de la opinión pública exigen denunciar la desigualdad de género.

La gala de los Goya 2018 fue cero feminista porque…

De 135 personas nominadas SOLO hay 30 mujeres. Sí, empezamos fuerte.

Presentaron el sarao dos maromos. ¡BOOOOOM! Encima claro, todo el mundo esperaba que los Chanantes mejoraran a Dani Rovira y sus tacones, DRAMA. Encima hicieron la bromita de la rima fácil con Goya (cacaculopedopis). Qué malas son las expectativas…

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– Parece ser que solo hay una mujer en todo el equipo de guionistas de la gala. Ahá, okey, yeah… partiendo de esta base, ¿qué coño vais a reivindicar? ¿no existen mujeres guionistas? ¿en serio?

– El puto chiste del mansplaining nada manido de Joaquín Reyes… y menos mal que Leticia Dolera y su «os está quedando un campo de nabos feminista precioso».

– El beso entre dos heterazos no es nada transgresor, gracias.

– El sketch de las musas… tope de vanguardista, ¿eh? Ahí, bien de reproducir estereotipos.

Muy pocos señores premiados aprovecharon su minuto de discurso para dar support a la causa. Esto nos da muchísima pena. En cambio hubo varios que soltaron unas perlitas terribles en la alfombra roja. EJEM Arturo Valls, EJEM Antonio de la Torre, se os ha caído por ahí un poquito de cipotudez.

– La coña marinera de darle un Goya a un corto animado dedicado a Woody Allen con la que está cayendo y en una noche de supuesta reivindicación femenina. La paradojita Y TAL.

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Con un hashtag y con unos cuantos abanicos que, para empezar, lo ideal es que fueran color violeta, no se consigue nada positivo si no hay un buen trabajo de guión real detrás.

– Otro año más, los vestidos de las actrices han sido los grandes protagonistas de la alfombra roja y hemos sufrido mucho pensando en el frío y la incomodidad que debían estar pasando.

– Se sigue invisibilizando el trabajo de todas las mujeres que trabajan en campos más técnicos de la industria y que no son caras bonitas.

– Ese comentario tan de señor mayor de Carlos Saura: «estoy muy contento de estar aquí arriba con esta chica tan guapa» por Penelope Cruz, que ya sabéis… lo único que se puede decir de toda su carrera es eso, que es guapa.

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Solo me queda agradecerle a Carla Simón, a Pepa Charro (BRAVA), a Nora Navas (Vicepresidenta de la Academia), a Leticia Dolera, a Paquita Salas y a todas las señorazas que, sin pelos en la lengua, se atreven a denunciar la situación de desigualdad que viven las mujeres en el cine y en toda la sociedad. También me gustaría hacer una pequeña reflexión: los tres premios más importantes, que son mejor película, mejor dirección y mejor dirección novel, se los han llevado mujeres. Imaginaos si jugaran en igualdad de condiciones.

Supongo que es de agradecer el intento pero lo que han puesto de manifiesto es que lo que hace falta es un cambio de mentalidad real, no solo unos tips para parecer que sí pero no. Esperemos que sigan trabajando en este sentido y que se cumpla el compromiso de igualdad que lanzó Nora Navas.

Y ahora vamos a sufrir unos días millones de artículos tipo: «las mejor/peor vestidas de los Goya». Cuánto trabajo queda por hacer… y no he tocado la falta de diversidad corporal que hay en el cine, que eso da para otro artículo entero.