«Winter is coming», me digo a mí misma mientras entramos en septiembre y hace caloret. «Ya no queda nada para el otoño», sigo intentando autoconvencerme. Y es que me encanta el frío. Para esto siempre hay dos equipos: Equipo Frío y Equipo Calor, y no puedes ser de ambos. Así que este post va dedicado a los que sois del Equipo Frío.

(Me encanta este gag, aquí tenéis el vídeo de YouTube.)

Perdón, que me distraigo. Sin más dilación, aquí tenéis veinte razones por las que el invierno mola:

  • La nieve. Vale que no todos vivimos en sitios donde nieva, pero podemos ir a verla, o a esquiar, o a hacer muñecos de nieve. «¡Hazme un muñeco de nieeeveee!»
  • La ropa de invierno. Nada de pantalones cortos y chanclas, sino vaqueros gordos, medias, faldas bonitas, jerséis y sudaderas, abrigos calentitos…
  • No hay rozaduras. Los muslos también prefieren el invierno.
  • Las bebidas. Ya sea infusión, café o chocolate, es una gozada poder calentarse las manos con una tacita de tu bebida favorita.
  • La comida. Una sopa bien caliente, un guiso (vegetariano en mi caso), un brownie de postre… Maravilla. Vale, los helados son un duro rival, pero en invierno también se puede comer helado, yyy ¡no se derrite!

  • Poder arroparte bajo capas y capas de mantas. Te sientes bajo un escudo de protección blandito y suave que te envuelve.
  • No sudar continuamente. Dios, solo esto debería valer por las veinte razones. Odio el sudor, y en verano no lo puedo evitar. No estar pegajosa todo el día es lo mejor del mundo.
  • Dormir del tirón. Si no hace calor, no te despierta. Que después cada uno tiene sus propios insomnios, pero ya no será algo causado por el clima.
  • Tener la opción de cubrirte más si hace más frío. Con el calor llega un punto en el que no puedes quitarte más ropa.
  • Poder ser Chewbacca sin que nadie te critique. Si eres de las personas que se depila a la que ve un pelo, esto es una gozada.

  • Hay menos olor a humanidad en el ambiente. Cada uno huele como puede y quiere, y vale que en el metro da igual la estación, pero al menos en invierno el olorcillo tiene que atravesar más capas de tela para llegar a tus narices.
  • Las mejores fiestas del mundo son en otoño o invierno. Navidad, Carnaval y Halloween. Me encantan, por los disfraces y los buenos ratos. Y por los regalos en Navidad, claro.
  • Y salvo Navidad, no es temporada alta. Así que si tienes unos días, seguramente no te resultará tan caro como en verano.
  • Las playas están preciosas. Se han recuperado del abarrotamiento de gente y puedes ver el mar en su máximo esplendor.
  • El plan peli+manta+pizza. Puedes verte todo Netflix con el modo «oso hibernando» activado, con una buena manta, en la cama o el sofá, y con una pizza o un chocolate caliente. O leer un buen libro. No hay mejor plan para una noche de viernes.

  • Hay más oportunidades para que los fumadores lo dejen. Salir a hacerse un piti con todo el frío debe ser una auténtica aventura, así que puede ser una razón más para dejarlo.
  • No necesitas tener las ventanas abiertas 24/7. Y por consiguiente tienes menos ruidaco de la calle en casa. Sí, en mi casa no hay aire acondicionado.
  • Mos-qui-tos. Se piran. Desaparecen. Ellos y gran parte de los bichos cabrones que se alimentan a nuestra costa.
  • Hay más ganas de cocinar cosas. Bizcochos, magdalenas, platos varios… No da tanta pereza encender el horno o los fogones.
  • Te acercas a la gente. Con el frío, dan ganas de abrazar a amigos, pareja, familia… Salvo a las personas que te cuelan las manos heladas por el cuello. Esas bien lejos. Por si acaso.

En definitiva, aunque el verano está bien, hay vacaciones y mucha luz, el invierno también es precioso, y tiene un montón de cosas buenas.

¿Qué preferís, loversizers, frío o calor?

 

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