Hace una semana un periódico gallego sacaba en su versión digital un artículo titulado “Qué es la micro-infidelidad y cómo saber si eres víctima”. Por suerte a día de hoy este artículo ha sido borrado de toda plataforma online, haciendo una bomba de humo digna de Houdini. Eso sí, más allá de un “borra rápido y que no se entere nadie” no ha habido nada. Una pena.

En el artículo se indicaba lo siguiente:

Aunque cada pareja es un mundo, y cada uno marca los límites en una relación, hay algunos aspectos generales que puedes tener en cuenta para conocer si tu pareja está cometiendo una micro-infidelidad.

Por ejemplo, cuando una persona con la que compartes tu vida busca la solución a preguntas que fácilmente se pueden encontrar por Internet en otra, o incluso pide consejos sobre aspectos importantes. También si sigue a alguien por las redes sociales con quien se supone que no tiene una relación directa y además interactúa con ella.

Que tu pareja tenga detalles y atenciones hacia otro, como por ejemplo etiquetarle en artículos y cosas de su interés en las redes, al igual que se olvida de hablar de ti a personas que ha conocido y quita importancia a vuestra relación.

Otra de las micro-infidelidades más habituales es hablar con la ex pareja cuando llega una fecha señalada.

El artículo continuaba enumerando acciones como: darle a me gusta a fotos, tener chistes con otras personas, prestar atención a otros… como constitutivas de una micro-infidelidad.

Podría hablar en tono jocoso diciendo que entonces yo soy súper infiel (pero con todos los géneros e incluso especies animales. Rozando filias) pero no. Es que esto simplemente no me hace reír, me da pena.

Imaginemos un adolescente normal. Vida normal, familia estable, clase media. Un chaval normal y lee este artículo. No quiero decir que un simple artículo vaya a condicionar a nadie a ser de ningún modo pero sí, influye. Porque con artículos como este se pretende normalizar conductas QUE NO SON NORMALES.

  •  Que te mire el móvil: no es normal.
  • Que le parezca mal que hables con otros ti@s: no es normal.
  • Que no puedas compartir tus problemas con nadie más que él/ella: no es normal.
  • Que tengas que controlar todos tus actos para evitar que se enfade: no es normal.

 Y no es normal no porque lo diga yo, que no soy quien para dictar standares de “normalidad” si no porque alguien que te quiere: TE QUIERE LIBRE. Sin cálculos, sin cadenas, sin plannings.

Y el p. problema es que no se entiende que porque yo hable con 300 personas a lo largo del día, sean del sexo que sean, no significa que quiera menos a mi pareja. Que haga detalles a amig@s porque los adoro, no significa que no respete a mi pareja. Que si acabo de conocer a alguien y no le suelto en los primeros 10 minutos “oye tengo pareja” no implica que no me acuerde de él/ella y mucho menos que no l@ respete.

Todo eso lo único que significa es que puedo volar tan alto como me plazca. Y que cuando termino vuelvo al nido. Porque lo bonito de ser libre es la libertad de volver, porque tú quieres, porque te apetece, porque así eres feliz.

Siempre centrados en la importancia de querer mucho y nunca en la de querer bien…