Cuando eres una «Fashion victim» pues vas siempre alerta de dónde encontrar un trapito mono o dos o cinco y si es a buen precio pues ya es que ha sido tu día de suerte.

Lo que no cree una es que se va una tarde a comprar leche, yogures y unos donuts al Carrefour y de repente cruza por un pasillo de ropa. Solo entrar piensas: «Madre mía, vaya cuadro de ropa», pero al seguir un poco más adelante, ves colgado un estampado que dices: «Oye, pues es mono», y te acercas con miedo ,para que nos vamos a engañar y, de repente, te encuentras un vestido así tipo hippie, largo con una raja considerable y un escotazo y un estampado que quedaría perfecto con tus botines y un bolso de flecos. Y cuando ves el precio pues es imposible no meterlo en el carro al lado de los tomates.

Y lo más bueno es que tienen tallas y hasta ropa de embarazadas, que oye, alguna queda genial porque yo como gorda la ropa de embarazada de tres o cuatros meses me queda que ni pintada, chica. Así que cuando asimilas que estás en el pasillo de las ofertas de trapos y que son monos, baratos y tienen tu talla no te queda más remedio que seguir mirando  y te compras unos tejanos de florecicas, dos camisetas con mensajes cuquis, una chaqueta y dos vestidos más. Que al final pues te has gastado el presupuesto semanal de la  comida en trapos, pero y ¿qué pasa?,  esta semana menú más sencillico, pero tú monísima. Eso bien combinado con un zapato y un buen bolso y, sobre todo, con buen gusto, pues te haces unos outfits que la gente se queda muerta cuando les dices que es del Carrefour. Porque oye, yo lo digo, a mí me mola la cara de las personas cuando te ven un vestido y preguntan: «Qué mono,  ¿de dónde es?», y piensan que tú vas a decir que es de una firma maravillosa, y de repente saltas. «Es del carrefour, de al lado del pasillo de la leche».

yes

Y mira cómo me queda, que parece de Dolce&Gabbana querida, es lo que tiene tener buen gusto y una buena percha. Que te la dan con el vestido porque la bolsa te la cobran pero la percha te la regalan, y oye de ahí a tu armario planchadico y todo.

Que yo ahora cuando voy a cualquier tienda y me preguntan la talla digo: «La 46 en Carrefour», y la gente te mira con una cara pensando que eres una cutre, pero yo pienso: «Tú que no sabes comprar ofertas, querida».

Así es que  a partir de ahora cuando vayáis a los  supermercados a hacer la compra semanal, pasad por el pasillo de la ropa antes, que donde nadie se lo pensaba puedes encontrar algo tan mono y tan de imprevisto que te alegre la semana.