Yo siempre he sido de la opinión de que ‘El dinero no da la felicidad, pero ayuda’. Sin embargo, hay un montón de cosas que te hacen feliz que no cuestan nada, que todos podemos hacer y que nos harán disfrutar de la vida y, sobre todo, ser un poco más optimistas.

Correr.

Vale, puede que de primeras penséis que estoy loca, que correr es un suplicio, que nunca lo vais a conseguir y que es un p*** sufrimiento. En efecto, lo es. A mí lo que me hace feliz no es correr, es terminar de correr y pensar ‘¡Lo he conseguido! A pesar de haber fumado durante muchos años, de mi rodilla que me da guerra, de que hace frío / calor / me muero de la pereza, he batido mis propios records’. Además, todo el mundo sabe que hacer ejercicio aumenta la cantidad de endorfinas y con ello el sentimiento de felicidad.

Que te pongan una tapa con la caña.

Si, la caña la pagas, pero la tapa es gratis, y es de dominio público que esas patatas bravas grasientas, esas croquetas precocinadas o esas míseras aceitunas, saben mucho mejor cuando no las pagas. Si a las tapas gratis, siempre.

Que suene la canción que esperas cuando escuchas música en modo aleatorio o cuando estás en un bar.

Está claro que todos escuchamos el modo aleatorio a la espera de que llegue la canción que queremos escuchar, pero ¿y el subidón que te da cuando eso ocurre?, en mi caso, mi último subidón fue poder correr un poco más cuando ya estaba a punto de desfallecer porque empezó a sonar ‘The eye of the tiger’ y me vine muy muy arriba.

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Que salga el sol en invierno.

¿Sabéis ese momento, por esta época del año, en el que hace 10ºC pero un sol de justicia y tú lo único que piensas es ‘Ojalá un aperitivo al sol ahora mismo’? Si eso no es felicidad, que baje dios y lo vea…

Encontrarte dinero en un bolsillo.

Esto no sólo es gratis, sino que encima te hace más rico. Maravilloso. Sobre todo a final de mes…

Que te salga rico ese plato que últimamente no te salía muy allá.

He de reconocer que la cocina no es mi fuerte, peor las 4 cosas que cocino me salen fenomenal. Sin embargo, alguna vez me ha pasado que no me ha salido muy allá, casualmente coincidiendo con que tenía una visita… Así que el día que lo cocinas como siempre y te sale mejor que nunca, la felicidad es mayúscula. Aunque ese día justo no tengas visita y te lo estés comiendo tú sola viendo la tele…

Mirar el mar.

Si tienes la suerte de vivir cerca del mar, lo tienes gratis, si no, pues te toca pagar. Pero pagarás el viaje, no el disfrute de poder contemplar y escuchar las olas. Siempre lo he dicho Todo es mejor frente al mar’.

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Felicità…

Que pongan pelis guays cuando no tienes planes.

Estás ahí en tu casa un viernes por la tarde muerta del asco porque llegas al fin de semana agotada y lo último que quieres es salir, y haciendo zapping de repente encuentras que hoy ponen esa peli romántica y absurda con la que disfrutas como una niña pequeña a pesar de haberla visto 50 millones de veces. Así que palomitas al canto, algo para beber, pies sobre la mesa, y a disfrutar! Nota 1. Este tipo de películas ‘maravillosas’ abarca desde ‘Love Actually’ y ‘Bridget Jones’ hasta ‘Una conejita en el campus’ o ‘Todas contra él’. Maravillas todas. Nota 2. No tengo Netflix, ni HBO, ni similar. Vivo en el pasado.

Encender velas que huelen bien.

El año pasado en NY me gasté la friolera de $24 en una vela de Anthropologie. Puede parecer una locura, y de hecho me paseé con la vela por toda la tienda durante un buen rato porque me parecía muy fuerte gastarme ese pastizal en una mísera vela cuando en Ikea tienes velas por 1€. Pues no hay color. U olor. Mi vela huele espectacular y encenderla me hace mucho más feliz que cualquier vela de 2€… (Vale, la vela la pagué, pero encenderla es gratis…).

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Que te regalen ‘eso’ que querías.

Seguro que os ha pasado. Empiezas a pedir regalos para Navidad o para tu cumpleaños casi dos meses antes. Whatsapp por aquí, sugerencia por allá, y cuando te has olvidado de todo lo que habías pedido, de repente te regalan aquello que te hacía tanta ilusión o que ya estabas pensando en comprarte tú. Puede ser la cosa más tonta del mundo, pero ver ese pijama tan mono que fichaste hace 2 meses, te va a hacer la mayor ilusión del mundo.

Irte a dormir con sábanas limpias.

Reconozco que me da perezón los domingos deshacer toda la cama, lavar y tender las sábanas, ir con el nórdico p’arriba y p’abajo…, pero me compensa cuando me voy a dormir por la noche y las sábanas están limpias y suaves y huelen a suavizante y yo sólo pienso que así la semana empezará muy bien…, aunque haga frío y haya que madrugar…

Los likes en IG.

Llamadme superficial si queréis, pero vivimos en una época en la que los likes en las fotos te hacen feliz. Tengo una en la que llegué a tener más de 100 likes y ya me creo influencer. No soy más feliz en mi vida por tener esos likes en una foto, pero reconozco que ver esa cifra me puso una sonrisa en la cara.

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Volver a leer un libro que te encantó.

Como lectora voraz y con una memoria en la que se inspiraron para crear a Dory de ‘Buscando a Nemo’, no recuerdo el final de la mitad de los libros que me he leído. Así que cuando me pongo a remover la estantería y encuentro ese libro que había olvidado pero que sólo con ver la portada recuerdo que me encantó, me hace muy feliz volver a leerlo.

Que te hagan cosquillitas en el brazo.

Sofá, película y alguien haciéndote cosquillitas en el brazo es uno de los mejores planes que puede haber. Por favor, ¡cosquillas siempre!

Que los dos ojos te queden iguales al hacerte el eyeliner a la primera.

Yo nunca lo he conseguido, pero dice la leyenda que las mujeres que lo logran siempre sonríen…

¿Alguna otra cosa gratuita que os haga feliz?

Foto de portada: aquí.