No, no todas las mujeres tenemos el gen innato del maquillaje. Ni de los tacones, que a mí me pones algo alto y fino y me hago más daño que Samuel L. Jackson cayéndose por las escaleras en el Protegido. Me viene Chris Pratt a domesticar cual Velociraptor.

Bueno, al tema. Que no todas nos sabemos maquillar. Hay quien desde joven se ha maquillado y ha perfeccionado la técnica con delicados trazos y suaves movimientos. Pero para todas las que sois como servidora, más de brocha gorda, hay cosas con las que te identificarás cuando empiezas a intentar maquillarte.

– El eyeliner. Es un básico y te apaña. Te apaña si es que no acabas pareciendo un oso panda. Hay veces que sale más a cuenta vestirte de negro y que viva Marilyn Manson.

Empiezas por uno de los ojos. Vas por buen camino pero cuando te das cuenta se te ha escapado un poco el pincel (o lápiz o sea cual sea el instrumento del infierno que uses). Tienes dos opciones: te haces algo más ancha la raya o pasas un bastoncillo de los oídos para eliminar el excedente. Pues te informo que cualquiera de las dos opciones será un ERROR.  O acabas con todo el ojo negro o acabas con un borronazo del copón. Pero digamos que lo acabas y te sale bien. Vamos a por el cat eye o rabillo. Te miras tu tutorial de youtube y hay quien empieza por el párpado, hay quien lo hace por el rabillo…sea cual sea la opción que intentes te saldrá mal. Recordemos que estamos aquí las que no sabemos maquillarnos.

Ahora vamos a por el otro ojo. Si consigues que el grosor de las dos rayas sea el mismo (o que te resignes a que se parezcan sin que acabe siendo un smokey eye), si un rabillo te ha quedado recto, el otro para arriba. O una para arriba y otro para abajo, y cuando uno va, el otro vuelve de allí.

– La base de maquillaje. Esa gran desconocida. Hay tonos, subtonos, cálidos, fríos…pero no va a haber el tuyo. Nunca. O pareces más morticia de lo que ya eres o te conviertes en mulata por arte de brocha. Las hay que parece que te estés untando yeso, otras que te dejan la piel grasa. Que sí, que si buscas y vas al lugar adecuado vas a encontrar la base perfecta y que no hay que ir a lo barato y tal. Pero recordemos: no nos maquillamos nunca y son nuestros primeros intentos. Te pongas lo que te pongas vas a estar incómoda. Te va a parecer artifical, vas a tocarte y a sentir que te has dejado un boquete ahí donde has rascado. Y por no hablar de los polvos matificantes: se te van a acumular en las arruguillas (de expresión, de reir de felicidad, porque los años NO NOS AFECTAN). Total, que paso. Por favor, que levante las manos las que se han rendido con el tema y que vivan los granitos y las ojeras en todo su esplendor.

Los coloretes. O blush, que queda como que mejor. Como vas a pasar de las bases y polvos, los coloretes van a ser tus mejores amigos. En diferentes tonos, que esa será otra de tus penitencias: encontrar el que te quede bien. Pero digamos que aunque te pongas uno que no sea adecuado para tu tono de piel (y el de tus venas, que también es importante al parecer), no suele quedar demasiado horripilante. Pero, ¡CUIDADO!. Puedes cometer el riesgo de usarlo excesivamente para dar un poco de color a esa cara de muerta que llevas, y no quieres parecer un payaso que últimamente dan un poco de cague.

El pintalabios. Junto con el eyeliner y un poco de colorete serán tu must. Y como no te maquillas ni mucho ni muy a menudo, permítete el lujo de tener de todos los colores. ¡Que los azules y verdes no te asusten! Eso sí, aunque parezca la parte fácil, no te dejes engañar, amiga. Encontrarás maneras de a cada pasada que te des salirte de la línea, como cuando eras pequeña y tenías que pintar dibujos. O te harás la forma un poco rara o te mirarás cuando acabes y, mágicamente y sin saber cómo, no tendrás la mitad derecha igual que la izquierda. No sabes cómo ha pasado, pero ahí estás. Truquito (sí, yo, dando consejos de maquillaje, apaga y vámonos): perfilador de labios del mismo color que el pintalabios. DEL MISMO COLOR. Importante. Incluso para que dure más, puedes ponerlo hasta por dentro del labio y usar el labial por encima.

– Las sombras de ojos. Esto es ya para las avanzadas en la materia. Cuando ya no tardas eones en hacerte el eyeliner ni te soyas los ojos a base de desmaquillártelos y volverlo a intentar. Incluso has llegado a tener una colección considerable de pintalabios. Te has aventurado con algún tutorial. Y ya te crees una make up master y decides que vas a dar el siguiente paso y vas a usar sombras de ojos. ¿Adivináis qué es esa decisión? Otro ERROR. Vas a combinar las sobras mal, te vas a manchar toda la cara, vas a mezclar unas con otras y ensuciarlas, y todo lo que se te pueda ocurrir. Y si consigues algo medio decente, no has usado primer y eso va a acabar difuminado y hecho un higo a la de 3 minutos en la calle.

Pero chicas, no os desaniméis. Al final, todo esto es práctica. La cuestión es que si no te gusta, no es necesario maquillarte porque estarás estupenda igual. Si te gusta el maquillaje y expresarte a través de él, píntate los ojos y los labios con los colores más chillones que veas y no hagas caso de los que digan que o te centras en los ojos o en la boca. Lo importante es que tú te veas bien. Y si te interesa y quieres maquillarte, con práctica, hasta yo he conseguido un eyeliner medio decente, ¡Qué no podrás conseguir tú!