Siempre pensé que mis tetas tenían una relación estupenda la una con la otra. ¡Estaba acostumbradas a verlas tan felices y tan unidas compartiendo planes de todo tipo! Iban juntas de fiesta rodeadas de lentejuelas, hacían un montón de deporte al aire libre, disfrutaban muchísimo de la playa, tenían los mismos gustos para los chicos. Se pusieron las dos tan contentas y tan estupendas cuando fui madre. Nunca las había visto tan exultantes como entonces. Tenían tan buena relación que hasta cuando algo le daba alergia a una, ¡a la otra también!

Pero ahora noto que su relación ha cambiado. Ha sido una cosa sutil, de hecho en público parece que todo va bien. Allí dentro de su sujetador todo parece igual que siempre, pero cuando llegamos a casa la cosa cambia. Cuando van muy juntas y muy altas ya se nota que es algo forzado por el sujetador, que a ellas esa muestra de cariño no les sale natural. Definitivamente hay un alejamiento entre ellas, un distanciamiento que ahora parece poca cosa; pero que el tiempo parece ir agravando por momentos.

Yo he intentado que recuperasen su relación anterior. Les doy cremita, las llevo a revisión médica para constatar que todo va bien, les compro sujes bonitos, les hecho piropos en el espejo, las llevo a la playa para que les de el sol, pasamos mucho tiempo con el chico que nos gusta. Pero a pesar de todo las veo un poco tristes y distanciadas. Definitivamente creo que mis tetas se están divorciando.  No se si no probar la terapia de pareja porque yo creo que se siguen queriendo mucho, sólo que no saben bien cómo afrontar tanto cambio vital.

Y es que ser teta de mujer de treinta es muy duro porque ¡le pedimos tanto a nuestras tetas! A veces las queremos más grandes y otras más pequeñas.  Queremos amamantar en cualquier circunstancia, queremos que se queden exactamente iguales engordemos o adelgacemos, queremos que se pongan igual de morenas por arriba que por abajo, queremos escotes de vértigo sin que se vea el sujetador, queremos hacer deporte sin que nos boten… ¡Y además nuestros pezones están proscritos en tantas redes!

Si, Katy, si. Nuestro pezones están proscritos.
Si, Katy, si. Nuestro pezones están proscritos.

Con tanta exigencia metemos tensión en la pareja. Tengo que quererlas más, darles un respiro y sujes cómodos aunque cueste encontralos. A ver si así sintiéndose queridas se ponen contentas y se redescubren la una a la otra y…  ¡les vuelve el amor! Y que igual toca asumir que ellas ahora quieren una relación más independiente, con menos push-up y más ventilación para ser felices. Decidan lo que decidan, yo las voy a querer igual. Siempre han sido unas tetas estupendas.

Imagen destacada: Laura Álvarez para weloversize