Una vez tuve una pareja, mi primera pareja. Estuvimos juntos dos años y medio. Como todas las parejas, tuvimos sexo. Hicimos todas esas cosas que hacen todas las parejas pero que nos hacen enrojecer hipócritamente cuando oímos que otras personas las hacen. A finales del 2003 rompí la relación. Él no lo tomó bien. ¿Empezáis a atar cabos?

Año 2012. Llevaba medio año saliendo con un chico, mi segunda pareja. Una tarde cualquiera, recibí una mensaje en facebook de un desconocido. Me alertaba de que había descubierto ciertas fotos mías en Internet y me dejaba un link de referencia. Mi primer pensamiento fue que los caminos del spam son inescrutables y que lo mejor era borrarlo, pero en la imagen del link pude ver algunas fotos mías antiguas de cuando tuve space del messenger. Me picó la curiosidad, ¿de dónde habían rescatado esas fotos los spammers? Dudé. Le dí al link. Y ahí estaba yo, con nombre y apellidos,  bajo el título de Facebook slut. Un collage de fotos mías robadas de mi antiguo space, de mi facebook actual, mezcladas con fotos íntimas privadas tomadas por mi ex, y como no era bastante, algunas fotos más hardcore de otras mujeres para darle más chicha al contenido.

Me entró el pánico. ¿Quién ha visto esto? ¿Que va a pensar la gente de mí? ¿Y si mi pareja lo descubre? Luego empecé a darle vueltas. ¿Tengo que avergonzarme por haber tenido vida sexual? Quizá no debí haberme dejado hacer esas fotos, pero, ¿es que es malo hacerte fotos picantes con tu pareja? ¿Me convierte el hacerle una felación a mi pareja automáticamente en una puta, o es el hecho de que exista una imagen que lo pruebe? La respuesta es que ninguna de las dos.

Después de mucho debatir conmigo misma, le enseñé el mensaje a mi pareja. No le gustó verlo, por supuesto, pero me apoyó y me ayudó a borrarlo de la página web dónde estaba.

Final feliz, ¿no?

Desde hace años he estado ignorando deliberadamente la bandeja de mensajes de facebook de desconocidos, porque me daba igual si estaban o no, porque me daba miedo pensar que no había podido acabar con este tema. Pero siempre acabamos picando, ¿verdad?

Sigue ahí fuera. En una página o en otra. Da igual. La gente copia y difunde pornografía sin parar. De tanto en tanto, siguen llegando mensajes a mi bandeja de entrada. Desconocidos que se creen con la libertad de decirme lo que quieran. Que me restriegan esas malditas fotos por la cara una y otra vez. Cada vez que veo un nuevo mensaje me muero de rabia y de impotencia.

Lo peor es que la persona que difundió esas fotos, seguramente ya se ha olvidado por completo de todo esto y duerme bien tranquilo por la noche. Probablemente lo hizo en un momento de rabieta y pensó que jamás me enteraría. Ni se imagina que el fantasma que liberó todavía me persigue.

¿Y sabéis porqué? Porque si hubiese sido al revés, si yo hubiese difundido sus fotos, no le hubiesen interesado a nadie. Porque nadie le hubiese etiquetado como facebook slut. Y digamos que es poco probable que 14 años después (¡¡14!!!) siguiera recibiendo mensajes en sus redes sociales de desconocidas llamándole puta. Porque simplemente estas cosas a los hombres no les pasan.

Yo soy una puta. ¿Pero y tú? ¿Qué eres tú?

Anónimo