Blanco, negro, gris ceniza, gris marengo, blanco roto, hueso, champán, negro azabache… o rosa, amarillo, violeta, añil, azul, naranja, verde o colorado con lunares en verde lima.

Como se suele decir siempre; para gustos están los colores.
Y es que, al igual que no hay dos personas iguales físicamente hablando (incluso los gemelos idénticos tienen alguna pequeña diferencia), no hay dos opiniones iguales. Y es que dentro de tu opción hay un montón de pensamientos, razonamientos, vivencias y diversas experimentaciones que te llevan a inclinarte por la misma o por otra en otro caso. Y si esta coincide con la de otra persona en algún caso, habrá muchos otros aspectos en los que no sea así.

 

Se trata de ser correcto a la hora e expresar tu opinión, y por supuesto, respetar al prójimo, pues hay algo bien claro desde el inicio de los tiempos, y es que tu libertad termina donde empiezan los derechos de los demás.

Dicho esto, planteo la siguiente cuestión;

¿Por qué debe molestarnos o alterarnos absolutamente todo aquello que se comenta y que no encaja con nuestra forma de pensar o actuar? (Y que quede claro que me incluyo en el pack).

bebe

No hablo de violaciones de derechos fundamentales, ni de faltas de respeto gratuitas y aleatorias -ni mucho menos- sino de pequeñas tontadas que nos hacen diferentes y que precisamente deberíamos apreciar y valorar para tomar como punto de referencia para nuestro propio crecimiento personal, o a tomar en cuenta para la acción.

La cosa es; si a ti no te gusta el rosa, y mantienes una conversación con alguien explicando el por qué de esa elección hacia el verde o el morado, nadie debería sentirse ofendido por ello, ya que no estás atentando contra aquellos seguidores de ese color ni mucho menos, sino meramente expresando tu opinión y elección personal.

 

A todos nos divierten distintas cosas, y todos nos sentimos motivados o atraídos por distintas cosas. Y que una u otra, sea tu elección, no tiene porqué ser un ataque hacia todos aquellos que se inclinen por otras opciones.

No se trata de un «todo vale», sino de una falsa hipersensibilización masiva tras la que se esconde el derecho a decir todo aquello que nos de la gana (sin nada de sensibilidad ni educación, por cierto) sobre todo lo que nos dé la gana. La descontextuaización por placer de absolutamente todo. El conflicto por el conflicto.

No se trata ofender a nadie, no se trata defender ningún comportamiento; se trata de sentido común, que -casualmente- es el menos común de todos los sentidos.

¿Reflexionamos? ;)