Para muchas de nosotras, la lectura es un sustento sea cual sea la estación del año. Por eso, aunque sea este un verano inusual y el calor no perdone y una intente ir tirando como puede entre incertidumbres, sudores bajo la mascarilla, alegrías y desgracias y teorías conspirativas, la literatura sigue ahí como un árbol a la espera de que nos acerquemos, cojamos uno de sus frutos sabrosos y nos pongamos moradas a sabiduría.

Con dicho propósito vengo hoy con estas joyas bajo el brazo, tres obras poco conocidas de escritoras en mayúscula que os pueden ser útiles para resistir las inclemencias de estos tiempos confusos. Se trata de dos relatos y una novela breve que he leído hace muy poco y que me han llegado hasta lo más recóndito. Buenos, bonitos, baratos y escritos desde una perspectiva feminista.

La experiencia de una mujer carismática e intuitiva que se siente completamente ahogada por su entorno y sus circunstancias vitales. Su autora, Charlotte Perkins Gilman, fue diagnosticada con depresión por su marido, neurólogo de prestigio, tras dar a luz a su primera hija.

Pese a haber contraído matrimonio joven y enamorada y a haber adoptado el rol de ama de casa dejándose llevar por los dictámenes de la época (finales del siglo XIX), los anhelos de Charlotte son secretamente muy distintos; desea dedicarle tiempo a escribir para comunicarse con el mundo y convertirse en un referente en su campo: la antropología y la filosofía social. Esta dicotomía va creciendo en su interior hasta sumirla en un estado de apatía absoluta que su marido resuelve con tres prescripciones: no volver a escribir, no dedicar más de dos horas diarias a cualquier actividad intelectual y hacer vida doméstica.

Como fruto de ese encierro, surge este relato tan inquietante como sanador para la autora. Tanto es así que, tras su publicación en 1891 algunos especialistas modificaron el tratamiento de la neurastenia.

Las ilustraciones no pueden ser más hermosas y acordes (os daréis cuenta si finalmente lo leéis). Esta edición de Bestia Negra incluye también el relato original en inglés y un artículo de la propia escritora arrojando luz sobre su controvertido texto.

Joya absoluta, os lo digo de verdad.

 

 

 

Relato breve e inexplicablemente poco conocido de la autora de El segundo sexo, donde ahonda nada más y nada menos que en la llegada de la vejez (spoiler: nos pasará, aunque ahora no lo parezca) y en cómo eso afecta a las relaciones amorosas, a las ambiciones y a nuestra manera de observar el entorno.

Nicole y André, dos profesores jubilados, vuelven a Moscú para visitar a la hija de este último (se cree que la historia está inspirada en sus viajes con Sartre). Durante una estancia repleta de conversaciones mordentes comienzan a aflorar detalles crudos y desconocidos para el otro miembro de la pareja, cuestiones acumuladas y negadas durante años, que cada uno va poniendo sobre la mesa. El malentendido no va de un conflicto amoroso, sino más bien de una reflexión vital conjunta y honesta.

Escrito entre los años 1966 y 1967, no fue publicado hasta 1992. En particular, esta edición tan colorida mía es de la editorial barcelonesa Navona.

Un texto fantástico con el que darles un capricho a esas cavilaciones de almohada.

 

Esto no es una novela policial al uso, pese a lo que pueda parecer a juzgar por el título, sino que es un alegato feminista, una reivindicación, un cuaderno lleno de datos al que todavía no se le ha prestado la atención que se merece.

En este libro se recogen tres historias de chicas jóvenes de provincias argentinas brutalmente asesinadas en los años 80. Andrea, Maria Luisa y Sarita fueron tres entre tantas mujeres inocentes de una lista interminable de feminicidios.

Como bien dice la autora, para poder resolver el caso no basta con escuchar lo que los demás saben de la vida de las chicas, sino que es fundamental conocer cómo se sentían ellas con respecto a su entorno. Por esta razón, Selva Almada nos relata los detalles de las vidas cotidianas de estas jóvenes mezclados con el curso de la investigación periodística y adornados con las vivencias personales de su propia juventud. Todo esto os ayudará a dibujar el entorno donde se cometieron esos crímenes y la impasividad de la justicia ante ellos seguro os generará la misma rabia que a mí.

Una lectura un poco dolorosa en la que Selva hace honor a su apellido.

Esta edición de 2014 es de Penguin Random House.

¡A disfrutar!

Andrea C.

Montaña de libros (@montanadelibros)