El tema de las expectativas es jodido de verdad. Esa fue una de las razones por las que dejé de usar Tinder, por ejemplo: porque conociendo a una persona a través de un par de fotos y tres o cuatro horas de chats me formaba una idea en la cabeza que luego, en la mayoría de las ocasiones, la persona que estaba al otro lado de la pantalla no cumplía. Y no era culpa de esa persona (a no ser que hubiera mentido en sus fotos y en lo que contaba de él, claro), era culpa mía que me encanta una fantasía.

Mira qué bien hilado: como amante de la fantasía, me gustan mucho las series de animación. Espero que a estas alturas de la vida ya nadie se crea que la animación es para niños. Porque de verdad, no. La animación es una manera de dar forma a las historias, no un corte de edad. Algunas de mis series favoritas son de animación, y el hecho de que sean «de dibujos» no las hace menores, ni peores, ni más tontas. Al contrario. El hecho de que sean de dibujos les permite explorar ciertos aspectos y hacer comedia con otros mecanismos que las de actores reales no pueden.

Qué difícil es obviar de dónde viene ‘Desencanto’

A mí ‘Los Simpson’ me gustan, claro, ¿a quién no le iban a gustar ‘Los Simpson’? Es verdad que cuando era más joven me daba más fuerte y ahora hace años que no veo un capítulo entero de esta mítica serie, pero vamos, que me han gustado a mí mucho ‘Los Simpson’ y que son un fenómeno cultural global que yo no sé si hay otro que le haga sombra.

Y ‘Futurama’ me gusta. Más que ‘Los Simpson’. Cuando la veía en la tele, en episodios sueltos que a lo mejor un finde no lo veías y no seguías la trama general, me gustaba, pero cuando por fin me senté a verla en orden me gustó mucho más. Guardo muy buen recuerdo de esta serie, se me ha quedado ahí en la memoria como una de esas series «que no me importaría volver a ver».

Errar es humano

Primer error: (que no es necesariamente nuestro, porque de alguna forma también nos lo han vendido así) creer que ‘Desencanto’ sería ‘Los Simpson’ o ‘Futurama’. Es muy difícil evitar comparaciones cuando no paran de repetirte que esta es la nueva serie de Matt Groening y su campaña de marketing se basa en esto.

Segundo error: asumir que porque una serie haya sido creada por una persona, vaya a tener al mismo equipo de trabajadores con él. Porque en una serie tan importante es la idea, que será de Matt Groening y ole su coño porque a este señor ya no lo baja nadie de su pedestal y normal que así sea, como el desarrollo. Y para desarrollar una serie ya hace falta un buen equipo de profesionales, y en ‘Desencanto’ no trabajan las mismas personas que en ‘Futurama’ o ‘Los Simpson’, por lo tanto, no tienen que tener nada en común, ni el mismo estilo, ni el mismo sentido del humor, ni nada de nada.

Tercer error: esperar algo de una nueva serie que no tienes ni idea de cómo va a ser. Esto ya enlaza con el inicio del artículo. El gran mal de ‘Desencanto’ ha sido la creación de expectativas. Crear un buen hype, que es una cosa que se lleva mucho y que nos engancha como moscas tontas y luego, cuando ya estamos compradísimos, soltarnos una mierda. Si no nos hubieran dicho que era una serie de Matt Groening quizás nos habría encantado a todos. O quizás no, porque…

Cuarto error: la serie TAMPOCO es tan buena, ¿no? Y es que para criticar una serie deberíamos centrarnos solamente en la serie y no darle tantas vueltas a su contexto, pero es tan difícil hacer eso… Sin embargo, haciendo un gran ejercicio mental, intenté hacer un análisis de ‘Desencanto’ sin tener en cuenta absolutamente nada que no fuera lo que me ofrecía Netflix y qué queréis que os diga: he visto una serie flojita, flojita. Bueno, he visto media serie. Pero flojita, flojita.

Quinto error: no darse cuenta del título. Esta es la coña que hemos usado todos. ‘Desencanto’ nos ha desencantado. Quizás ese era su propósito, ¿quién sabe? Algunos la defienden diciendo que muchas series «tardan en arrancar» y es verdad. Recuerdo cuando empecé a ver ‘BoJack Horseman’ que me quejaba porque no entendía muy bien lo que pasaba y no terminaba de hacerme gracia el caballito. Un amigo me dijo: «aguanta hasta el final de la primera temporada», y ya me quedé fascinada y ahora es una de mis series favoritas. ¿Debería haber hecho lo mismo con ‘Desencanto’?

Lo cierto es que me bajé de la serie al quinto episodio. Ya en el cuarto dije «pffff… es que me está costado ver un capítulo de 30 minutos, algo falla aquí», pero por hacer el esfuerzo me vi uno más. Y mira, quizás la serie, en realidad, es una maravilla total y yo no he sabido apreciarla, pero yo a las series lo único que les pido es entretenimiento. Y si no me entretienen y tengo que hacer el esfuerzo de seguirlas, para mí, pierden la gracia. Y no es culpa de la serie, es culpa mía, que uso la ficción, en la mayoría de las ocasiones, para desconectar, y no para descubrir mil teorías, mil metáforas y mil ideas filosóficas que cambiarán el curso de la humanidad.

Este artículo no es una crítica a la serie. Porque no querría yo caer en algo que sí que critico, y es valorar un producto sin tener ni idea de él y sin haberlo visto entero, ¡qué menos! Yo no acabé la serie, así que mi opinión no cuenta. Lo que sí cuenta es que somos muchos a los que nos ha pasado lo mismo, hasta el punto de que ha habido dudas sobre la cancelación de ‘Desencanto’, que tiene una segunda temporada pendiente.

Por cierto que si esto os preocupa, Netflix ha dicho que no, que no cancela ‘Descencanto’ porque se firmó desde el principio por dos temporadas. La gran duda es si habrá una tercera, ya que hemos sido muchos los desencantados que la hemos abandonado.