La cada vez más famosa cómica estadounidense Amy Shumer está luchando con uñas y dientes para defender su papel de Barbie en… una película que van a hacer en Hollywood sobre Barbie. Lo gracioso es que esa lucha «por meterse» en el cuerpo de Barbie nada tiene que ver con dejar de comer para adaptarse al imposible cuerpo de la clásica muñeca, más bien todo lo contrario.
Hace unos días Amy hacía pública la noticia: ella iba a ser la protagonista de la próxima película sobre Barbie, producida por Sony y respaldada, obviamente, por Mattel, la empresa creadora de la muñeca más famosa del planeta. Todo el mundo estaba conforme con esta elección (todo el mundo que estaba relacionado con la producción, claro), ya que en esta película, que llegará al cine en 2018, Barbie adquirirá un papel mucho más feminista e independiente del que nos tenía acostumbrados.
Ya es sabido por todos que Mattel lleva un tiempo intentándose adaptar al siglo XXI, y parece que lo está haciendo muy bien. No solo ha cambiado por completo la figura de su muñeca insigne, optando por la diversidad, y con una colección de Barbies gordibuenas y todo, sino que ha decidido realizar una película para reforzar el cambio ideológico que la marca está llevando a cabo.
Pero como no es oro todo lo que reluce, «internet», ese lugar compuesto por millones de voces anónimas cuya opinión es siempre imprescindible, no ha acogido nada bien esta noticia. No porque puedan opinar que la casa Mattel es un poquito hipócrita, no porque se les haya ocurrido pensar que una película de Barbie puede ser un completo coñazo, no porque estén cansados de superproducciones vacías patrocinadas por marcas que ahora ruedan anuncios de noventa minutos. No. «Internet» ha puesto el grito en el cielo solo porque Amy Schumer está gorda. Y por ahí sí que no pasan.
Amy Schumer, una mujer rubia, guapa y más o menos alta, no podría, bajo ningún concepto, interpretar a Barbie, porque claramente Amy no tiene el mismo cuerpo que la Barbie. Como pasa tantas veces en el cine, que Elijah Wood no pudo hacer de Frodo porque no era terriblemente bajito o Zoe Saldaña se vio obligada a rechazar el papel protagonista en Avatar porque no era azul. Menos mal que «internet» ofreció una solución a la pobre Amy, que lo estaba pasando fatal, y le propuso que interpretase, mucho mejor, a Ms. Piggy, de Los Muppets.
Por suerte para todos, Sony y Mattel incluidos, la humorista se pasa a los trolls por ese sitio que ni Barbie ni Ken tienen, (los genitales, quiero decir) y su inmediata respuesta fue subir una foto a su cuenta de Instagram en bañador, luciendo cuerpo serrano y lanzando al aire la pregunta «¿Creéis que hacéis realmente fat-shaming (ridiculizar a una persona por su peso) cuando yo sé que ni estoy gorda ni tengo vergüenza?»
Vamos, que una gran productora te propone como protagonista de lo que parece que será una superproducción de esas que revientan la taquilla e «internet», lejos de alegrarse por el reconocimiento que esto supone para tu carrera, te lo pone terriblemente complicado sentenciando que tú no vales. Como no valían las cuatro protagonistas de Cazafantasmas, que arruinaron tantas infancias, infancias que ahora se ven rematadas por el giro incomprensible que han cobrado los acontecimientos: «Barbie no tendrá un cuerpo Barbie». ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Que el hijo de Indiana Jones sea maricón?