Antes de que empecéis a decir que cómo veo esa mierda, que Geordie Shore es basura… Bueno, os lo podéis ahorrar. A mi me fascina, me divierte, me entretiene y me hace recordar lo maravillosamente cuerda que estoy. Si no lo habéis visto nunca, este reality narra las aventuras y desventuras de un grupo de jóvenes ingleses que básicamente se pasan la vida follando, discutiendo y saliendo de fiesta. Para mi no deja de ser una crítica, solo tenéis que darle la vuelta.

Las subidas y bajadas de peso de las protagonistas de Geordie Shore centran la atención de los medios y prensa rosa británica desde hace mucho tiempo. Lo cierto es que la parte femenina del casting se caracteriza, al contrario que sus compañeros varones, por no pisar mucho el gimnasio, comer basura y pasarse el día pedo vagueando. Estaba claro que tarde o temprano les iba a pasar factura y una a una han ido sufriendo cambios bastante radicales a lo largo del programa. El problema es que estos cambios físicos han sido diana de burlas y humillaciones que han hecho que sus protagonistas se sometieran a estrictos tratamientos para adelgazar y contentar a sus detractores.

La única jamona real desde sus inicios fue Holly. Por ser la ‘gordita’ del grupo era siempre la que menos ligaba, y cuando conseguía tema con alguno de sus compañeros, todos se burlaban de ella y decían estar ‘demasiado borrachos como para recordarlo’. Ante esto y sobre todo por la presión mediática, Holly.

Hasta aquí típico caso de gordita acomplejada que decide ponerse las pilas. Lo gracioso es que cuando ella adelgazó, a algunas de sus compañeras se les fue de las manos y Charlotte y Vicky fueron lapidadas socialmente tras pillarlas en bikini con unos cuantos kilos de más.

Poco duraron sus cuerpos en versión rolliza. De nuevo la opinión pública encima y de nuevo agresivas dietas para recuperar la figura (que en más de un caso incluyó quirófano) . Una vez delgadas, las tres aparecieron en todas las revistas del país habidas y por haber demostrando una vez más la tiranía de la delgadez y orgullosas de dejar atrás su pasado como gordis.

La reflexión, la de siempre. Cada uno puede hacer lo que le de la gana, pero lo triste es que sea la sociedad la que te machaque ‘por no estar como deberías’ y te encumbre una vez has conseguido ser un saquito de huesos como una triunfadora. Por supuesto Geordie Shore y sus protagonistas no son el mejor ejemplo de nada, pero sí un reflejo de una juventud dispuesta a todo con tal de encajar.