No nos sorprende. La anterior edición de Masterchef nos dio situaciones y comentarios que no dejaron indiferente a nadie.

No soy una cocinillas pero me encanta comer y ver cocinar. Así que los programas de cocina de la televisión suelen ser una opción para ver. Pero esta última edición decidí no ponerme a ver lo nuevo de Masterchef. Además de haber dejado de ver la última edición a mitad, ésta viene con el Celebrity añadido al título y me daba algo de pereza.

Y así es, una serie de famosos que cada programa se enfrentan a diferentes pruebas de cocina y programa a programa tienen que aprender técnicas de cocina para ver quién gana. Hasta ahí todo bien. Un programa para toda la familia en la televisión pública.

¿Qué es lo que ha pasado? Nos han llegado algunos comentarios acerca del último programa y yo, que quiero comprobar las cosas por mí misma, me decidí a verlo y llegué hasta el punto que me habían advertido.

Ante los concursantes aparece un chef. Dueño de un importante restaurante en Madrid. Aparecen testimonios de los concursantes, comentan lo contentos que están con que haya ido al programa, sobre la comida italiana, otros hacen alguna broma diciendo que nunca consiguen mesa en su restaurante, etc. Y entonces llega, se estaba haciendo esperar, llega el comentario faltón. Bueno, uno, cuento hasta tres comentarios hasta decidirme a dejar de verlo. Comentarios acerca del físico del chef que ha ido al programa. Es decir, antes el maestro del que tienen que aprender:

“Se ha comido todos los ñoquis que tenía en el restaurante”, “Me encantaría pasar una tarde en su restaurante. Yo lo único que no querría es ser bombero y tener que cogerle en brazos” o al ver los platos que elabora “Claro, así está”.

Paremos un momento. ¿Qué es lo que acaba de pasar? Por un lado, los concursantes han hecho esos comentarios, pero, además, alguien los ha seleccionado para que aparezcan en el programa. Es decir, un programa familiar, en una televisión pública, de entretenimiento y en el que se puede aprender a cocinar o sobre alimentación. En ese programa alguien ha decidido que esa serie de comentarios, bromas acerca del físico de un chef son importantes, graciosas o que aportan algo para ser introducidas en ese programa.

img_fpuig_20161102-145935_imagenes_lv_terceros_mccelebrity5-kT4G-U411633372274XXH-992x558@LaVanguardia-Web

No es sólo que no se potencie una serie de valores acerca de la aceptación, body positive, etc. No es sólo eso, es que, además, en ese programa, en la televisión pública se han seleccionado una serie de comentarios ofensivos hacia el físico de una persona porque pueden resultar “graciosos”.

Y es aquí cuando hay que hacer un alto y parar. No podemos aceptar que esto ocurra. No podemos normalizar estos comentarios en un medio de comunicación y después pedir que esa persona que lo está viendo (muchas veces niños) no haga lo mismo a través de las redes sociales o a un compañero de clase.

No sólo es un “comentario gracioso” que dice un personaje famoso en un programa de televisión. Es un comentario ofensivo hacia una persona que ha ido a ese programa por otro motivo y que ha tenido que ver cómo han seleccionado esas frases.

No admitamos esto (ni otro tipo de comentarios machistas que también proliferan por algunos programas).

Señores de Masterchef, no sólo ha sido una gracia. Hay mucho más detrás.

 

Imágenes de Masterchef (TVE).