Holi: me llamo Betty, tengo 30 años y mi debilidad son los perretes y las películas de dibujos.
Llevaba meses esperando a que estrenaran la nueva de Pixar. Desde que los medios empezaran a ponerla por las nubes después de que la proyectaran en el Festival de Cannes en mayo, los nervios iban in crescendo. Pues bien, ha llegado el día y la película no ha defraudado: Pixar lo ha vuelto a hacer. Sí, es verdad que yo soy un público muy agradecido y tal… pero ¡ay! qué gusto da ir al cine, con un combo XL de palomitas y cocacola light, a disfrutar como una enana, sobre todo cuando te regalan caretas de los personajes principales (insertar aquí millones de corazones).
Pero había un tema que me inquietaba mucho. Cuando vi el trailer de Inside Out por primera vez, allá por el mes de diciembre del año pasado, me dejó muy mosqueada que Tristeza (precisamente Tristeza), fuera gorda. Yo es que soy muy mal pensada. Como gorda profesional y así sin reflexionar, me pareció un tanto sospechoso, pero al mismo tiempo pensé que era el personaje más mono de todos (jiji).
Estuve un tiempo intentando buscar las razones y estereotipos que pudieran hacerme entender el porqué de recrear este personaje como un ser redondeado y gordito. Hace un par de días descubrí la razón y todo cobró sentido. Tranquilas, voy a intentar no hacer ningún spoiler porque quiero que la disfrutéis tanto como yo. En esta película aparecen cinco emociones principales y el equipo de arte de Pixar se ha encargado de dibujarlas a partir de unas ideas muy primitivas y conceptuales: Alegría es una estrella chispeante, Miedo nace a partir de una especie de relámpago nervioso, Ira es un ladrillo rojo cargado de fuego, Asco surge de una ramita de brócoli (este detalle me hace mucha gracia y eso que soy fan incondicional del brócoli) y la forma original de nuestra amiga Tristeza es una lágrima, nada más y nada menos. Vale, así sí que tienen sentido las formas redondeadas de este personaje. Esta información me quitó el peso de encima de tener que rajar locamenti de Pixar. Podemos dejar de sufrir, gracias.
No es una película exclusivamente para niños. Es más, tiene cositas que estoy segura que no entenderán bien del todo. Pero es muy, muy entretenida para toda la familia y se hace cortísima. A veces recuerda un poco a «Érase una vez… La Vida» (la vida es así…la vida es así…llena de luz, llena de coooolor -ejem, perdón-), tiene un puntito «Dentro del Laberinto» y está cargada de el humor, el encanto y el toque de magia tan característico de Pixar, una joyita ideal para el verano. No os la podéis perder.
