Hubo una vez en la televisión española un talent show en el que no ganó el salseo a la profesionalidad (GRACIASAQUIENSEA, de verdad, de corazón), y apareció una nueva edición de Fama a bailar.

Ojo que me refiero solo a la nueva, que las anteriores (especialmente la primera porque las demás ni las vi) fueron terribles, por no decir una vergüenza para la profesión.

Recuerdo cuando todo el mundo decía ‘eh!, ¿por qué no te apuntas a Fama?’ y yo siempre contestaba ‘porque eso no es bailar, eso no es real, por favor, no lo veáis’. Pero a la gente le molaba de todas formas: mucha chicha y mucho magreo; bboys y físicos normativos (menos uno, para que nadie dijera que sólo cogían caras bonitas).

A ver, como siempre, había excepciones: véase Vicky, la que fue coreógrafa de esta última edición de OT, que, de hecho, ganó. Pero lo principal eran las broncas que echaban los profes, las parejitas y enseñar cacho. Vamos, así lo recuerdo yo. Y os aseguro que bailar no es (solo) esto:

En cambio desde el día 12 de marzo vivo en una nube de felicidad rodeada de unicornios, viendo diariamente (canal 24h) un programa televisivo donde el mundo de danza que muestran es real, donde los ensayos no consisten en dramas, gente llorando y profesores haciendo de la teniente O’Neil (y haciéndolo muy mal, por cierto; les faltaba sacar el guión); más bien al contrario.

Lo que veo ahora son alumnos con nivelazo, diferentes estilos pero con técnica para dar y repartir, profesores invitados que después de la clase se sientan con lxs chicxs para contarles cómo se han formado, si les gusta enseñar, les dan feedback, les animan, etc.

Las galas consisten básicamente en coreografías. Llamadme loca, pero en un concurso de bailarines es lo que debería ser, no? Pues estamos en 2018, oiga. Y es la primera vez que yo veo un concurso de danza en condiciones en España.

Además, pero esto ya es más personal, por amor a la naturalidad, disfruto viendo a lxs profes apenas maquilladxs en las galas, hablando con lxs concursantes con respeto, motivándolos.

También me encanta que el vestuario haya dejado de estar en manos de Eva Nasarre versión Playboy: ahora las coreos se hacen con vestuario adecuado, en bragas o en vaqueros, según corresponda, y se agradece.

Y por último, estoy infinitamente agradecida de que los estilos urbanos no sean los protagonistas. Es decir: si la cultura dancística en nuestro país es una mierda, no sigas fomentando la ignorancia, muestra lo que hay más allá, lo que hacen TODxS los profesionales de la danza, no solo bboys y bailarinas de hip-hop. Hay gente con formación clásica, neoclásica, jazz, contemporánea, etc, con un talento increíble que, por desconocimiento, o porque la gente prefiere Sálvame a Salvados, quizá, no han tenido la oportunidad de demostrarlo… Hasta ahora, afortunadamente.

Si ahora me preguntara alguien que por qué no me apunto, diría que porque no estoy en forma o porque tengo un hijo, pero les animaría fuertemente a que lo vieran.

Hay que consumir cultura de la buena, amiguis, y Fama ¡a bailar! os aseguro que, de momento, lo es.

Imagen destacada: Madrid en Danza 2017