Me pasé mi adolescencia fantaseando con ser una bruja. Todos los momentos culturales tienen su ser mitológico con el que los adolescentes quieren identificarse. Ahora, por ejemplo, la gente está muy a tope con las sirenas y los unicornios, pero cuando yo fui adolescente tocaba querer ser bruja. Porque se había estrenado en el cine Jóvenes y Brujas y porque en Antena 3 ponían la mejor serie de la hora de comer: Sabrina, cosas de brujas (Los Simpson, nada. Nadie quiere ser amarillo).
En España, esta serie comenzó a emitirse en 1999, y yo, evidentemente, me enganché al instante. ¿Te puedes creer la fantasía de acostarte normal en tu cama y despertarte bruja perdida… solamente por haber cumplido 16 años? (La misma fórmula que utiliza Harry Potter, que sin comerlo ni beberlo recibe una carta y ¡hala! su vida cambia para siempre).
Viví muchos años obsesionada con esta serie. Ya no solo es que me encantase toda la trama de ser bruja y tener superpoderes y hacer cosas superguays con tan solo mover un dedo, es que las tramas de instituto me tenían enganchadísima: Sabrina no era la guay del insti, era una chica normal, con amigas normales, que trataba de sobrevivir como hemos hecho todas… y si mientras sobrevivía podía ligarse al guapo del insti y joder a la pija… pues heroína total.
Eso por no hablar de sus fantásticas tías. Eran dos señoras que ya estaban de vuelta de todo (más que nada porque tenían como tropecientos años, claro, es que eran brujas) y le daban a Sabrina unos consejos geniales, nada que ver con los que me daban a mí de «no salgas hija que en las discotecas echan droga en la bebida». ¡¡A Sabrina sus tías la dejaban ir a la Luna!! ¿Cómo no íbamos a querer ser como ella?
(¿Y ese capítulo en el que la visitan los Backstreet Boys? CAN’T HANDLE THE FANTASÍA)
Pero, ¿sabéis qué es lo mejor de ‘Sabrina, cosas de brujas’ (O Sabrina, The teenage witch, como realmente se llamaba esta serie)? ¡Que si la vuelves a ver ahora sigue siendo igual de graciosa! Mucho más naif de lo que yo recordaba, eso sí, porque claro, con catorce años yo no sabía de la vida tanto como sé ahora, pero muy divertida al fin y al cabo. ¿Y sabéis por qué ‘Sabrina, cosas de brujas’ sigue siendo lo más? ¡¡¡¡PORQUE TENÍA AL MEJOR PERSONAJE SECUNDARIO DE LA HISTORIA DE LA TELEVISIÓN!!!!
¡¡¡VIVA SALEM SABERHAGEN!!!
Cuando vi esta serie en su momento no presté la atención que merecía este fantástico personaje porque estaba muy entretenida pensando en lo guapo que era Harvey…
Pero ahora que soy una mujer adulta capaz de ver más allá de la superficie, he de reconocer que Salem Saberhagen es lo mejor que nos ha pasado A TODOS.
No me extraña que ahora os hayáis vuelto todas unas locas de los gatos, porque aunque estabais igual de distraídas que yo pensando en acariciar a los novios de Sabrina, vuestro subconsciente estaba recibiendo un mensaje muy claro: ¡el gato lo peta!
Da igual que se note (descaradamente) que Salem era un moñeco (muy mal hecho), ¡eso lo hace todavía más molón!
Durante mucho tiempo mantuve una disputa mental sobre cuál había sido mi serie americana favorita de la adolescencia, si Malcolm in the middle o Sabrina, cosas de brujas, pero después de haber vuelto a ver Sabrina y haber flipado con lo maravilloso que era Salem… ahora lo tengo clarísimo: ‘Sabrina, cosas de brujas’ fue la mejor serie de nuestra adolescencia, y si en su momento no te diste cuenta… ¡¡aún estás a tiempo de disfrutarla!!
