Un buen día, sin razón alguna, te levantas con una película en la cabeza y necesitas verla. ¿No te pasa? A mí sí, con bastante frecuencia. Ya he dicho alguna vez que soy de releer libros y repetir pelis. Para mí, es como volver a un sitio que me encanta o reunirme con viejos amigos a quienes echo de menos. Hoy he vuelto a ver «La historia interminable» y desde mi edad adulta descubro grandes lecciones que no sé si asimilé de niña.

El caballo arrastrado por la tristeza

–Hay que luchar contra la tristeza para que no te arrastre.

Y es que es tan fácil, taaan fácil, dejarse arrastrar esos días en que nos invade la pena… No digo que no haya que sentir la tristeza, por supuesto que sí, eso es sano, pero hay un punto de no retorno hacia la depresión. Tú sabes dónde está el tuyo: ¡no lo cruces! Porque cuanto más profundo caigas, más cuesta salir y necesitarás ayuda, así que pídela.

 

–No dudes de ti. Ten confianza.

Vale, entendido: no dudo de mí, tengo confianza. Espera… ¿cómo narices se hace eso? Pues cada día, sin saltarse ni uno, tratándote como tratas a tus amigos en lugar de autosabotearte. Y así, cada día te das los buenos días por la mañana, te sonríes y te haces consciente de tus capacidades y de lo que ya has conseguido hasta el momento, que es mucho.

 

la bestia al servicio del dominador

-Fantasía no es más que un trozo de los sueños y esperanzas de los humanos. Fantasía se está muriendo porque los hombres han empezado a perder sus esperanzas y a olvidar sus sueños. 

No podemos vivir sin Fantasía. Podemos sobrevivir, vegetar pero no VIVIR, así con mayúsculas. Y esto es como la dignidad: hasta el ser humano más pobre la posee, no es cuestión de estatus. Llámala como quieras (magia, ilusión o nuestro niño o niña interior) pero cuídala y manténla viva como si del primer fuego robado a los dioses se tratara.

 

–Eso ha ocurrido porque fracasé.
–Al menos lo has intentado.

Me encantó esta frase de la película porque aun hoy peleo contra esa falsa creencia que dice que no conseguir algo es fracasar. ¡Y una mierda! Como bien decía el abuelo de Pequeña Miss Sunshine, «un fracasado es aquel que tiene tanto miedo de fracasar que ni siquiera lo intenta». Así he sido yo durante años –cobarde, muy cobarde– pero ya no más. Nunca más.

 

La historia interminable: Bastian y su padre

–¿Por qué no cumples tus sueños, Bastian?
–No puedo: mi padre dice que tengo que tener los pies en la tierra.

Queridos amiguitos, los padres nos quieren mucho, nos adoran, intentan protegernos de todos los males pero –siento ser yo quien rompa ahora el hechizo– no lo saben todo. Es importante ser previsor, racional y tener los pies en la tierra pero no más que soñar, buscar la felicidad y ser un poco loca. No somos robots, así que párate, haz un formateado de disco y reinstala solo aquellas lecciones que sí tienen que ver contigo y con tu modo de ver la vida.

 

–¿Por qué está tan oscuro?
–Al principio siempre está oscuro.

Antes del amanecer, antes de despertar y abrir los ojos, antes de salir de un túnel… cada paso por ese túnel oscuro da miedo pero hay que caminar y confiar en que cada zancada es un paso más hacia la luz. Siempre habrá períodos oscuros en nuestra vida, momentos malos que no podremos evitar, pero mirémoslo así: la oscuridad solo anuncia la llegada de la luz, de la vida, de la alegría… tarde lo que tarde.

 

La historia interminable: el último pedazo de fantasía

–Fantasía puede levantarse de nuevo, desde tus sueños, si tú lo deseas, Bastian.
–¿Cuántos deseos puedo pedir?
–Tantos como quieras. Y cuantos más deseos pidas, Fantasía se irá haciendo cada vez más grande.
–¿De verdad?
–Prueba.

¡Prueba! ¡Sueña¡ ¡Ponte a desear que ocurran cosas! Siempre habrá quien te diga que no sirve para nada, que son tonterías, que no conseguirás nada, blablablá… ¡¿qué sabe nadie?! Lo que sí sé es que la vida brilla más si tú pones de tu parte y buscas la magia en la cotidianeidad de la vida, como Amélie –¡va por ti PerradeSatán! ;)–.