¡Hola corazones! Soy Laia, bautizada por Sobera a medio programa como Cristina.

Os escribo referente a la que dicen que es la peor de las citas jamás emitida en First Dates. 
A raíz de su emisión, he sido insultada como nunca antes en toda mi vida, por lo que necesito contar la historia tal cuál la viví.
Todo empezó como una broma por parte de mis compañeros del trabajo, que estuvieron casi un año animándome a participar en el programa, porque saben que allá donde voy, hay cachondeo asegurado. Al presentarme al cásting, me hicieron contestar por escrito un sinfín de preguntas interminables y grabé un video con el amor perruno de mi vida. No tardaron en llamarme para decirme que me habían seleccionado y que en breve encontrarían al amor de mi vida (que no lo he encontrado en los 34 años que tengo en el coño, lo van a encontrar ellos en 2 días…).
Cuando me preguntaron cómo debe ser el hombre que conquiste mi corazón, les dije que me gustan los heavys melenudos, grandotes, molones, inteligentes, sarcásticos, graciosos, con su lado friki de ciencia ficción… y, sobre todo que escriba correctamente, porque la mala ortografía es el puto antimorbo (es un dato importante, por eso lo explico).
Después de la entrevista telefónica (parece que el test no vale una puta mierda), les pedí que me avisaran con antelación para ir a grabar, ya que debo pedir permiso en el trabajo y no quiero que me despidan por faltar para ir a hacer el gilipollas a la tele.
Llegó la llamada, el 24 de abril del 2017 a las 17:00. Me dicen que han encontrado al amor de mi vida y que debo coger el tren del martes 25 de abril del 2017 a las 05:50 de la puta madrugada. Teniendo en cuenta que salgo a las 21:00 de trabajar, no pude asimilar la putada que me habían hecho. Por suerte en mi trabajo son la mar de majos y no pusieron impedimentos en darme fiesta para ir a conocer a ese heavy molón que me robaría el corazón. 
Esa noche no dormí una mierda, entre los nervios y el dolor de garganta me iba a esperar un día muy largo. No pude escoger un estilazo para la cita porque estaba a punto de menstruar y me veía fea, más gorda y totalmente asquerosa (el pack completo). Cogí el tren de las 05:50 en Sants, llegando a Atocha a eso de las 08:30. Una vez allí, tuve que esperar 3 horas a que el chófer viniera a buscarme. Aproveché para ir a la farmacia y comprar algo para el dolor de garganta, la fiebre y el malestar que tenía. La maja de la farmacéutica me dio un medicamento que me iría bien porque me quitaría el hambre y así, de paso, adelgazaba (todo esto va en serio, sé que me estoy explayando, pero quiero que os pongáis en mi piel).
Llegaron las 11 y pico y por fin mi chófer vino a buscarme, pasamos a buscar a otra chica que llegaba con retraso y los del programa no paraban de llamar porque íbamos tarde. Cuando por fin recogimos a la muchacha y llegamos al polígono donde crean la magia, parecían el puto conejo de Alicia con el tema del horario. Subimos a la tercera planta, peinaron y maquillaron primero a la otra chica y yo me cambié de ropa sin intimidad bajo la mirada de la estilista amargada por no poder vestir a nadie como un putón. Me hicieron firmar un contrato de confidencialidad, me pagaron 85€ en mano, me peinaron y maquillaron como las balas y bajamos al restaurante plató más famoso del país.
Antes de entrar, los chicos guapos del sonido me metieron mano para esconder el micro, la petaca y esas cosas. Debería haberme quedado con ellos…
Pues bien, ahí estaba yo, esperando en la puerta de entrada, cagada de miedo, cansada, sin haber dormido, sintiéndome horrible por las hormonas pre-menstruales. Los de la puerta no me decían nada de lo que me esperaba dentro. De verdad que me puse en lo peor, sabía que no iba a estar el hombre de mi vida, pero supuse que lo íbamos a pasar bien.
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Va, que ahora viene lo que todos quieren saber… La puerta se abre, ya no hay marcha atrás. No soy consciente de lo que pasa a mi alrededor, es la 1 del mediodía y Carlos Sobera me suelta eso de: ¡Buenas noches, Laia! Me preguntó cómo estaba y no pude parar de decir que estaba cagada de miedo (obviamente no lo emitieron). Recuerdo que le expliqué cómo me liaron para apuntarme al programa y le pedí que me dijera cómo cojones se pronuncia First Dates, porque no hay manera de pronunciarlo correctamente! Mientras tanto, Matías me preparaba algo dulce para sobrellevar el mal trago que vendría a continuación (no sé qué me sirvió, pero estaba muy rico).
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De repente aparece una nota de la nada. Debía leerla en voz alta, pero era incapaz de entender nada. Estaba redactada como el puto culo. Decía algo de mi perra, que parecía muy buena y no sé qué más. Al leer eso, supe que mi cita iba a ser un tonto del culo, pero ya que estaba allí, intenté pasármelo bien. Don Carlos me animó a echar mi mierda ortográfica encima de mi cita a ciegas (sin saber aún quién era). Me llevó hasta él… Adolfo… fue en ese momento, al verle, cuando entré en estado de shock. Tengo lagunas mentales, os juro por mi perra, que es lo más sagrado, que mi mente se desconectó y no era capaz de escuchar nada de lo que él me decía. Solo escuchaba su risa estridente, su forma de hablar sobre actuada. Me esforcé en intentar volver en mí, y cuando lo conseguí, el tío no dejaba de interrumpirme, hablaba únicamente de que lleva 20 años siendo famoso, que él escribe como le sale de los cojones, saludó a su profe de lengua.
Me dijo que estuvo en Uno para todas, un programa viejuno donde quedó segundo. Por lo visto era peculiar porque iba con manguitos y flotador, ya que no sabía nadar. Ahí le solté varias bromas, pero claro, no las emitieron porque no les interesó.
Hubo un momento en el que le estaba contando algo sobre mí y me cortó de una forma muy desagradable (correcto, tampoco lo emitieron). En ese momento decidí sacar mi lado borde, porque no estaba para más tonterías. Le dije algo así como: mira, ya que no me dejas hablar, habla tú, que yo sigo comiendo.
Él me preguntó cómo me gustan los chicos, y creo que le dije algo neutro para que no se ofendiera (lo que emitieron fue una mezcla de las dos veces que le dije). Cuándo él me dijo que le gustaban rubias, altas, vamos, como Patricia Conde, el cielo se iluminó y aproveché ese momento para el remate final, que es lo que han emitido y me han dejado de borde, amargada, maleducada y lo que surja.
Los que me conocen, saben que Patricia Conde no es santo de mi devoción, me caía como el puto culo, vamos. Pero gracias a ella me libré de tener que aguantar más rato a ese señor. Y él se libró de aguantar tantos zascas míos. Qué queréis que os diga, soy muy cañera y los zascas me flipan.
Sea como sea, si a él le gustan delgadas, no entiendo para qué cojones me llevaron a mí. Y si yo quería un heavy inteligente, no tiene sentido que me emparejen con él… (de ahí mi cabreo tras decir lo de la rubia).
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El mozo pidió permiso para irse, me llamó malhablada, maleducada y se piró. Casi hace el primer simpa del programa. Y yo, pues me quedé comiendo ñoquis fríos, hablando por teléfono con una amiga, flipando por cómo había ido todo, temiendo por mi vida en cuánto emitieran el programa…
Y entonces se hizo el silencio, estaba sola rodeada de gente que hace ver que habla. Sí, los extras no pueden hacer ruido, es totalmente surrealista. En ese momento uno de ellos estornudó, rompió el silencio y con ello, toda la tensión que tenía dentro acumulada. Me dio tal ataque de risa, de esa tan contagiosa que nadie podía pararme. Ahí se fueron mis nervios, ya no estaba en shock y salí del restaurante. Me quedé con las ganas de vivir la experiencia siendo consciente de todo.
Cuando salí del restaurante, me llevaron de nuevo a la tercera planta para grabar las imágenes con el corazón detrás. Adolfo se fue sin mirarme (quién es el maleducado?). Nada más entrar, me obligan a decir eso de “soy la típica gorda simpática” (y me obligan porque eso fue lo que puse en el puto test). Luego me iban preguntando y yo fui respondiendo de forma natural. Acabé pidiendo un heavy molón, pero no lo emitieron.
Lo mejor que me llevo de ese día fue conocer a Pepi, una mujer sensacional, que fue a tener una segunda oportunidad al programa y le fue mucho mejor que la primera.
Después de eso, tuve que estar 6 horas esperando en Atocha a que saliera el tren de vuelta a Barceloba. Ya no tenía voz, la infección de garganta duró días.
Y hasta aquí mi experiencia de mierda en First Dates.
Si habéis llegado hasta aquí, ¡enhorabuena! Llevo como 2 horas recordando y redactando.
Al emitir el programa, he recibido insultos de todo tipo. Los que recuerdo son cosas como: gorda de mierda, foca, borde, estúpida, amargada, puta gorda, asco de gorda, seguro que se come lo que dejan los demás, apúntate al gym, deja de comer, si estás sola es porque te lo mereces, tu papada da puto asco, la mierda esa que llevas en el cuello desaparece por esa papada asquerosa…
Bien, soy consciente de que estoy gorda. Desde que tengo uso de razón estoy gorda.
Vivimos en una sociedad de mierda donde la gente se cree con derecho a opinar sobre alguien o algo, tan solo por ver unas imágenes que, por norma general, suelen estar ultramanipuladas. Me había mentalizado de que me llamaran gorda, pero el resto de insultos no me los esperaba. Por suerte de autoestima voy servida y puedo superar toda esta mierda que me están echando encima.
Así que nada, ya me he quedado en la gloria soltando todo lo que llevaba dentro desde hace 5 meses. Me quedo con las personas que realmente han visto como soy, parece que hasta tengo algún que otro fan. Y ya tengo varios pretendientes que quieren morderme la papada (por no decir otra cosa).
Bueno, gracias por dejar que cuente mi versión de los hechos. Un abrazo!

YouTube video

NOTA WLS: Aquí os dejamos varios vídeos de Adolfo. Entendemos que vas a un programa y te arriesgas a que te pase lo que le ha pasado a Laia. Pero también entendemos la maldad por parte del programa en ponerte a alguien que no se parece en nada a lo que tú has pedido en tu test y que te metan a un señor que vive por y para la tele.

Aquí.

Aquí. (Ya dejaba claro él mismo que el físico es LO MÁS IMPORTANTE. OKEY). Que él haga ese tipo de comentarios es aplaudido y de risas por todos, total ni es mujer ni está gorda.

Aquí.