De culebrones va la cosa. Esos peligrosos seriales que enganchan y transmiten tanto… ¡y no siempre bueno!

Me ha dado el siroco nostálgico y ñoño. Ha sido tan, tan fuerte, que me ha dado por volver a ver algunas series y telenovelas de hace años, buscando ese éxtasis tan tonto de los romances simples y las historias truculentas.

Llamadlo añoranza o demasiado tiempo libre, el caso es que me he encontrado con un factor común que, en su momento, había pasado por alto. Y he flipado, señores. Porque dejando las escenas de amor y el sentimiento tierno que despiertan, cuando una ve ciertas cosas con el paso de los años, la madurez y la mente en su sitio, se entera de cosas realmente serias…

Resulta que es que para tener el happy ending soñado, la protagonista tiene que volverse guapa.

Para una romántica como yo, ha sido todo un shock descubrir que muchas de mis míticas novelas de TVE estén basadas en una moraleja tan apestosa como esa de: querida heroína, si quieres quedarte con el chico, tienes que perder peso. Y ponerte guapa. Y vestir distinto. Y tener otra personalidad.

En definitiva, cambiar por completo para ajustarte a él.

WTF?? Os preguntareis. Pues si hijas sí. Es lo que hay.

Repasemos algunos casos de lo más heavy.

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Cuando creímos que habíamos superado el escollo de “chica pobre chico rico” llegó la innovación: ahora la protagonista femenina sería fea. O gorda. O, ¡atención medidores de audiencia! ¡AMBAS COSAS!

El boom llegó a cargo de las múltiples versiones de Betty, La Fea, que nos iba a contar como una chica no agraciada físicamente era sometida a engaños por parte de su jefe para conseguir ciertos éxitos laborales (porque por supuesto, ella era mucho más lista y con visión empresarial que él)

Tras una serie larga y multi-versionada, todas las Betty acaban enterándose del engaño y yéndose a un lugar lejano donde un hada madrina moderna las cambian físicamente. O como se transcribe en los vídeos de youtube cuando buscas escenas, ‘’donde la ponen guapa’’

PRO: El protagonista masculino jura haberse enamorado de ella previa transformación. Y sufre, lo que es una novedad.

CONTRA: Ella se ve obligada a convertirse en otra completamente distinta para que el final sea ‘’feliz’’. Pero ojo, a él nadie le obliga a ser menos materialista, interesado y, en general, gilipollas. Sigue igualito que al principio.

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Un par de versiones de Betty. Factor común: ella fea, él imbécil. Irónicamente, no es él quien cambia.

 

Otro caso, telenovela venezolana Mi Gorda Bella, del año 2003. El título ya da una pista del argumento.

En pocas palabras, la protagonista, una chica gorda, carismática, cariñosa y muy amable, se enamora de su primo, el guapo de manual.

Tejemanejes varios, secuestros e intentos de asesinato aparte, nuestra chica, Valentina, se aleja del protagonista, dolida por toda suerte de circunstancias y empieza su transformación. Vemos una escena mítica donde la actriz Natalia Streignard se mete en una piscina para nadar y al salir del agua, bajo el rótulo 1 año después, lo hace con su impresionante cuerpo habitual.

Ni colgajos ni nada. Y ojo, que tras un año con el efecto del cloro encima, las mechas que le ponen son de lujo.

PRO: Precioso romance de Orestes (Juan Pablo Raba) y Valentina antes del estrafalario cambio físico, escena de amor incluida. Y el final donde ella vuelve a estar entrada en carnes tras dar a luz y él le asegura que es así como se enamoró de ella.

CONTRA: Otra vez, el tener que cambiar de manera radical para que se considere que la protagonista es menos inocente, menos maleable. Vuelve delgada y fuerte, decidida. Porque obviamente, no era capaz de enfrentar nada teniendo 20 kilos más. La gorda pierde porque es débil y sumisa.

Durante toda la novela, se humilla e insulta a Valentina, a la que se llama »gorda maldita»; »gorda asquerosa» y demás lindezas. Se le deja claro, que no encaja en la familia, que su presencia y físico son incómodos y molestan. Que ella no es apreciada ni bien recibida por estar gorda.

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»Adiós gordita», el mensaje que se popularizó en los capítulos finales, cuando la protagonista de la izquierda, se convertía en la que está en el centro.

¿Más ejemplos? Telenovela colombiana La Mujer en el Espejo, 2004, protagonizada por Paola Rey y Juan Alfonso Baptista, conocidos por sus personajes, también de pareja, en Pasión de Gavilanes.

Aquí la protagonista, que no es que fuera fea, sino que su mal arreglo era tan exagerado como la novela requería, tiene un espejo mágico en el que, al mirarse cada mañana, se convierte (literalmente) en una belleza. Cuando anochecía volvía a ser como era, problemón ¿eh?

De este modo se gana su puesto de trabajo como química de cosméticos y el amor del protagonista. Luego de una serie de dramas, robos de espejo y mujeres convirtiéndose en modelos según avanza la novela, la protagonista ‘’fea’’, Juliana, va cambiando paulatinamente, arreglándose el pelo, cambiándose la ropa, etc., hasta finalmente acabar siendo la mujer que veía reflejada en el cristal. Porque con su anterior aspecto, obviamente, ni chichá ni limoná.

PRO: El protagonista se casa con la versión ‘’mala’’ de su bella amada y es cuando se da cuenta de que, aunque físicamente ésta es un bombón, por dentro está podrida. Es cuando comienza a fijarse en la ‘’fea’’.

CONTRA: ¿En serio? ¿Un espejo que te hace guapa? Una vez más, y aunque el desengaño estaba servido, la heroína tiene que pasar por todo un cambio físico, personal, de estilismo y conducta para merecer su final feliz. Él no se fija en ella, en ningún momento, hasta que se desengaña de la versión hermosa de la historia, que es cuando se digna a conocer a la protagonista fea real.

Decir que en esta telenovela, se muestra la desgracia de la chica, a la que atracan, niegan un asiento en el bus, insultan y demás cuestiones, al grito de »fea». Incluso está a punto de tirarse al río para suicidarse, justo cuando se entera del tema de su espejo mágico. Tan pronto es guapa, todo es luz y color en su vida. Trabajo, romance… MENSAJE ATERRADOR.

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Antes y después de mirarse en el espejo

Podría seguir hasta lo indecible, porque ejemplos como estos, donde se materializa a la mujer hay muchos.

La moraleja es: ponte guapa y serás feliz. Sé delgada y  merecerás al tío de tus sueños. ¡Y una mierda, oiga!

Nunca se espera que ellos hagan lo mismo, se les permite cometer errores, despreciarlas por feas o gordas, dejarlas por otras incluso, pero no tendrán que cambiar un ápice de sus comportamientos y actitudes. Ellos, con solo asumir ese amor una vez el camino está despejado, se quedan con todo. Incluida la chica, ya siendo acorde a sus necesidades.

No me parece mal que se hagan perfiles diversos de personajes, que se compliquen relaciones, se llore, se secuestre y se tenga amnesia, ¡es una telenovela! Cuando decidimos verla, esperamos amor instantáneo en el capítulo 3 y sufrimiento los próximos 300.

Pero ojo, lo que no es nada romántico, ni una premisa para estar orgullosos, es que una mujer sea objeto de burla por su peso o aspecto y quede claro para espectadores, audiencia y trama, que, solo cambiando, solo siendo guapa o delgada, podrá ser feliz en su vida.

Y, sobre todo, que su única ilusión y esperanza es conseguir a un hombre que no la querría sino hubiera encajado en los cánones establecidos.

Nunca el happily ever after fue tan rancio.

¿Se os ocurren más ejemplos como éstos? ¡A despellejar!