San Valentín llega para promover el día del amor, de las compras compulsivas y de que otro año más estoy más sola que la una. Aunque tampoco soy la única. Bustamante y Paula Echevarría, Pedro J. Ramírez y Agatha Ruiz de la Prada, Chabelita y Alejandro Albalá… ¿Cómo voy a creer en el amor? ¿Para luego acabar loca como Bustamante, con un Burka como Agatha Ruiz de la Prada o haciendo un polideluxe con Conchita a lo Pantoja? Yo no me fío de Cupido desde que emparejó a Alaska y Mario Vaquerizo. Un señor con pañales que vaya tirando flechas a individuos al azar no me representa.
Hay mucha presión por estar sola, pero soledad es rascarse la espalda con el marco de la puerta o decirle el buenos días a la presentadora del Telediario. La soltería en realidad es una cortina de humo para lo realmente importante: ¿Por qué nadie me come las tetas? Que el autocompadecimiento está bien, pero mi eduación en un colegio católico me ha convertido en una persona sensible, romántica y con muchas ganas de comerme un rabo. No necesito encontrar al hombre de mi vida, me conformo con el hombre del mes.
Con lo que me cuesta encontrar una colonia que me guste, como para dar con el hombre perfecto. Porque yo reconozco que soy bastante exigente. Quiero un hombre de verdad, como el de la canción de Alaska, que aquí sois todos muy maduros pero con miedo al compromiso y muy hombres hasta que os ataca un pato. O hay temporadas en las que no aparece ninguno y estás salida como una mona puesta de crack o estás más cerrada que el coño de una monja y aparecen todos juntos. Los hombres vienen de cero en cero o de diez en diez, no valen ni para organizarse. Yo tan Manolo Blahnik y la vida dándome Crocs…
Yo en San Valentín
¿No os pasa que a veces conocéis a uno sacado de película, divertido, listo, detallista y jodidamente guapo, que te entra la típica duda de si estás enamorada o simplemente borracha? Y crees que puede que sea él, el que baje al pilón tanto tiempo que le salgan branquias, y ya te imaginas casada y poniéndole nombre a tus hijos, hasta que descubres que tiene filias raras, o está traumatizado o cambia más de chica que los de Tampax. Cuando crees que conociste a tu Romeo, va y se apellida Santos.
Sí amigas, mis relaciones amorosas más que historias son microcuentos de Mónica Carrillo. Pero yo lo llevo bien… (¡¡QUÉ SOLA ESTOY!! QUÉ SOLA!!!) No, en serio, ¿Qué necesidad tengo de llorar, pudiendo comer Nutella a cucharadas? La búsqueda del amor puede ser como una canción de Bustamante: dolorosa e innecesaria. Así que no haya drama por no tener novio que el 90% de mis calcetines también han perdido a su pareja y ahí están, felices y descoordinados. Yo ya encontré a la persona que más feliz me hará nunca: yo misma. Y deseo que vosotras también os encontréis. ¡Feliz San Valentín!
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