Cuando parí, parí 14 días después de mi fecha prevista de parto. Catorce largos días de dar explicaciones varias a familia, amigas, compañeros de trabajo y vecinas impacientes de por qué mi hija aún seguía en mi barriga y no en el carro. Catorce días de recomendaciones a cada cual más excéntrica sobre cómo ponerme de parto:  que si comiendo picante, que si subiendo escaleras, que si saltando, que si con duchas de agua fría, que si con duchas de agua templada, que si con duchas de agya hirviendo….  Compadezco  a cualquier mujer embarazada en esa situación y sinceramente si volviese a quedarme embarazada os juro que nunca diría cual es la fecha prevista de parto.

Creo que necesitamos una declaración de Derechos a la que acogerse en esos laaaaaaargos días en los que deseas como loca que empiece de una vez la fiesta de parir. Así que ahí va mi propuesta de “Derechos inalienables de toda mujer que haya salido de cuentas o de cómo la dulce espera te puede volver loca”

Derecho a atracones gastronómicos varios (dulce o salado, porqué escoger?).

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Derecho a ataques de cambio de sábanas de cuna (hasta tres diarios) al grito de “estás no van ni con el tiempo ni con mi ánimo”

Derecho a hacer y deshacer una y otra vez el bolso para el hospital para comprobar fehacientemente que te lo llevas todo y que todo combina con tu ánimo, el tiempo y por supuesto las sábanas nuevas de cuna que acabas de poner.

Derecho a arengas indeterminadas a tu barrigola linda que pueden ir desde el “Ven ya mi cielo que lo tengo todo preparado” al “Como no salgas van a entrar a buscarte, te lo aseguro” pasando por el consabido “Mamá quiere volver a depilarse sóla y viéndose las piernas (y lo que no son las piernas)”

Derecho a pasear el carro por la casa (y por fuera de la casa). A ver si el parto me va a pillar sin hacer las 10 prácticas de carro de rigor!! Lo mismo con cualquier sistema de paseo y porteo escogido!

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Derecho a sesiones maratorianas de duchas y baños. Que sólo hay un baño en tu casa? Pues el resto a mear al bar.

Derecho a sesiones de llanto incontrolado por cualquier motivo ( incluyendo las películas lacrimógenas de sobremesa y por supuesto los videos de internet de perritos, gatitos y cualquier cosa que acabe en itos)

Derecho a gruñidos varios al padre de la criatura, por que se le quiere, pero el muy cabrón no esta embarazado ni va a parir. Pero se le quiere, aunque sigue sin estar embarazado ni ir a parir. Y puede depilarse lo que quiera mirando…

Derecho a asomarse al mundo de la maternidad en las redes sociales y el mundo blog (recomendamos a las malasmadres para reírse un rato) , para exclamar alarmada: A mi eso no me va a pasar! Para pensar después que igual si que te pasa y volver a ejercer el derecho al llanto.

Derecho a mandar el móvil y demás medios de comunicación por la ventana en dirección Ibiza cuando recibes la décima llamada diaria preguntando. ¿qué, aún no estás de parto? A ver como te lo explico, si estuviera de parto te aseguro que no te iba a coger el teléfono; y como sigas preguntando igual no te lo cojo hasta que la niña vaya al instituto!!!!!!

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Todos estos derechos se resumen en dos: toda mujer que haya superado la fecha establecida ginecológicamente para dar a luz tiene derecho a convertirse de modo irremediable y permanente en un gremlin malo y tiene derecho a ser querida, amada y tratada como la más adorable de las criaturas.

Carme Casado