Pues si señoras y señores, esto va así. Ahora resulta que los gordos, gordas, fofisanos, rellenitos, o como los queráis llamar, que se aceptan a si mismos y no tienen complejos e incluso se atreven a verse guapos, son megaréxicos. O eso dicen en Vanitatis, en un artículo (claramente patrocinado por una clínica) que nos ha dado ganas de llorar y de matar, la verdad.

Según un cálculo que ha hecho un experto de nutrición, ha concluido que por cada anoréxico hay diez megaréxicos, y los que hay sin diagnosticar. Y que en España solamente podrían haber 5 millones.

Se trata de personas que se sienten bien a pesar de padecer sobrepeso y en algunos casos hasta obesidad. «No son conscientes de que el exceso de peso les afecta estética y saludablemente, se sienten bien ante el espejo y en ningún momento  sufren baja autoestima por ello».

 ¡Cómo se atreven estos gordos a no avergonzarse de su físico!

¿De qué narices van?

Yo los metería en la cárcel por desacato a la autoridad o en un campo de concentración hasta que adelgacen, hombre ya.

Por otro lado la psicóloga y directora de unas clínicas casualmente que se dedican a adelgazar (A la cual no me apetece nombrar para no hacerle publi) ha dicho que avisa de que ser megaréxico puede conllevar serios riesgos para la salud como diabetes, hipertensión, y enfermedades cardíacas. Gracias doctora por decírmelo, no tenía ni idea, porque a parte de gorda soy corta de miras, es lo que nos pasa a los gordos en general, que somos imbéciles.

Pero tranquilos que aun hay más, también está la fatorexia, que es un trastorno de percepción de la imagen más que un trastorno de conducta alimentaria. Vamos que está cerca de la dismorfofobia que de la anorexia. «La sufren personas que niegan tener un problema de sobrepeso u obesidad  y no sienten necesidad de cuidarse». Porque de todos es sabido que los gordos son dejados, gandules, tragones, vagos y sucios. Eso es una realidad.

Las personas que sufren estos trastornos normalmente (yo diría que siempre para que nos vamos a ir con rodeos) tienen una vida sedentaria, y consumen sobretodo alimentos ricos en grasas, azúcar, bollería industrial, patatas fritas, dulces, precocinados, bebidas azucaradas…) que les proporciona un placer inmediato y les regula la ansiedad (porque todos los gordos tienen ansiedad también).

Está claro que eso es así, aunque no sé que pasaría con Mcdonals, Coca cola, Bimbo, azucarera de España, Panrico… si los gordos dejamos de alimentarnos de toda esa basura, tendrán que cerrar y miles de familias se irán al paro, también por culpa de los gordos.  Y otra cosa no somos, pero solidarios sí, y preferimos que nos exploten las arterias a que esas empresas cierren, ya que los flacos no prueban sus productos. Y luego está Netflix, que claro todos los suscriptores tienen sobrepeso, porque son los que están todo el día en casa tirados en el sofá viendo series, y Movistar, y el Plus, también irán a la quiebra si los gordos nos curamos, porque los delgados están todos al aire libre haciendo deporte sin parar y comiendo zanahorias, y claro, no sé esto como va a impactar a la economía del país…

Y hablando de economía. Qué casualidad que ahora que hay un movimiento fuerte y en auge del «body positive», y que las mujeres sobre todo empiezan a liberarse de sus complejos, a enseñar su celulitis (que solo tienen las gordas, aclaro) a dejar de pesarse cada día, a intentar ser felices y sobre todo libres y a querer su cuerpo… de repente las clínicas de belleza y adelgazamiento empiezan a decir que tienen un trastorno psicológico y que lo que deberían hacer es tratarse a 60 euros la sesión más o menos. ¿Casualidad?

¿Qué pasa señores? Que ven que se les está acabando el chollo, y el gran negocio que tienen montado a costa de acomplejar y someter a las personas a unos cánones que generalmente los directores de las clínicas y multinacionales no cumplen pero que se forran imponiéndolos.

¿Tienen miedo de que las mujeres empiecen a pensar en las cosas realmente importantes y dejen como secundarias o incluso mas atrás la importancia que le dan a su físico? Uy, uy, uy aquí huele a caquita y yo no he sido.

Pues voy a hablar de mí, que a parte de gorda pues también soy una puñetera egocéntrica, es que lo tengo todo. Y les voy a explicar una cosita. Si según ustedes yo que tengo sobrepeso, y cuando me miro al espejo no solamente no me veo mal si no que me veo guapa, porque aunque les joda lo soy. Y encima no tengo complejos y soy absolutamente feliz conmigo misma y me cuido probablemente más que ustedes, tengo un trastorno psicológico, ¡Bienvenido sea a mí y ojala no se vaya nunca!

Porque si otra vez según ustedes, yo estaba más sana de la cabeza cuando tenía 20 años y no iba a la playa ni a la piscina porque estaba acomplejada, no me ponía falda jamás ni tirantes en verano aunque estuviéramos a 50 grados, y lloraba sin parar cuando me comparaba con modelos que aunque fuera a sus puñeteras clínicas y me operaran hasta de las pestañas no conseguiría ser.

Si cuando dejaba días de comer, tomaba toda clase de pastillas y sobres de Dios sabe qué para adelgazar más rápido  y odiaba con toda mi alma mi cuerpo y mi metabolismo. Si en ese instante era cuando estaba bien de la cabeza,  y ahora que soy feliz y libre y me he liberado del gran maltratador que me señala y me tortura diciéndome que no soy lo suficiente para que me quiera, y que solo y exclusivamente me querrá si cambio,  es que tengo un trastorno. Pues les voy a decir simplemente una cosa que me la perdonaran seguro por mi estado mental actual: “¡Que les jodan! Porque prefiero mil veces quedarme loca, que sufrir como sufrí en mi adolescencia. A mi ustedes no me someten más».

 ¡Libertaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaad!