Adiós navidades, adiós queridas fechas familiares en las que nos reunimos primos, tíos, hermanos y abuelos de todos los confines del mundo en una sola casa, la del pueblo. He tenido tiempo para reflexionar entre polvorón y polvorón sobre qué ocurre cuando enseñas a la tercera edad los estilos de nuestra era, cuales son las manías que toda abuela tiene y esas frases que las caracterizan. Y es que a pesar de que está mal que lo diga, por mucha televisión y nietos que tengan nuestros mayores viven como en un universo paralelo hecho de ganchillos y salmos. Así que me propuse ir recopilando momentos estas navidades para poder volcarlos todos en un post y así sentirnos aún más unidas compartiendo ese amor y esa locura que nos hacen sentir nuestras queridas abuelas.

Clásico number one, «Los pantalones rotos« (aplicable a los calzoncillos por fuera de los chicos) Y es que por mucho que le expliquemos que se compran así la abuela nunca va a entender semejante tontería, “pero sí parece que te has caído de la bici”, “como se te ocurre pagar por algo roto”, “te vas a constipar de la corriente que  va a entrar por esos agujeros”.tumblr_lrxso0ncpZ1qhsl25o1_250

El «no me has comido, solo tres platitos de nada» Sí abuela, tres platitos entre ellos pavo relleno, garbanzos con arroz, ensalada mixta con extra de todo y aún falta el flan de ocho huevos de postre. Ponte a dieta decían.

Los abuelos y sus altares de fotografías. Recuerdo el día en que mis abuelos se compraron aquella mesa enorme de madera mexicana, medía lo que yo 4 veces, y aún hoy sigo preguntándome qué hicieron con ella, lo único que veo en su lugar es una pila de fotografías de todos sus nietos a cada cual menos visible apiladas en fila india y haciendo zig zag donde a lo sumo se pueden diferenciar algunas narices de otras orejas.

Los concursos de antena tres son DIOS. Todo hay que decirlo, puedes ir a ver a tu abuela cualquier día a cualquier hora, eso sí, si la pillas de 5 a 9 entre semana en plena programación de concursos rarunos la has cagado, porque lo único que saldrá de su boca en este periodo de tiempo serán unos sonoros «Sssssh», pero con mucho love de abu.

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Pasando droga everywhere, sí todos sabemos a qué nos referimos. Y es que toda abuela tiene esa venita gangster que la convierten en camello una vez al mes, dándote lo justo y necesario como para poder armar en menos de cinco años un chalet en Marbella, si te propusieras ahorrarlo, claro.

Abrígate nivel master pro. Llega un momento en nuestras vidas en el que tanto nuestras madres, abuelas y tías sufren todas ese querido tránsito, LA MENOPAUSIA. Tras la cual las abuelas siempre tendrán frío, es decir puede hacer 40 grados a la sombra en la calle que como estás en casa y las paredes aíslan hace frío, y punto. De nuestras madres y tías pasaremos de escuchar a veces que nos abriguemos a otras tantas esa frasecita mítica de “me da calor solo de verte”.

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Los achuchones de abuela. Se podría decir que somos algo cariñosos con nuestros padres, demasiado con nuestras parejas y muy poco con los familiares. Pero basta que llegues a casa de tu abuela para que te agarre bien agarrada, cual «moza» sujetada por su «mozo» mientras bailan en la verbena. La yaya nos besuquea como si se nos pudiera desgastar la cara. Con ese salero que solo ella tiene,  efecto sonoro incluido. Porque ellas lo valen.

La realidad es que queremos con locura a nuestras abuelas y que como se dice, en todas las casas se cuecen habas, y a veces se parecen más de lo que nos imaginamos.