Olé el coño moreno de esta mujer, que fue visto por todos los consumidores que acudían a las rebajas de un centro comercial en Inglaterra y se llevaron la sorpresa de encontrarse a una señora metida en un escaparate de Dorothy Perkins totalmente desnuda.

Harta de los maniquíes que convierten el cuerpo de la mujer en siluetas imposibles, esta mujer quiso hacer pública su protesta mostrando su cuerpo desnudo junto a varios maniquíes en un concurrido centro comercial. Muchas de las personas que pasaban por allí pudieron tomar fotografías y transmitir globalmente la queja de esta mujer, que es la queja de muchas mujeres que no tenemos cuerpos aceptados por el canon de belleza: estamos hasta el toto de la imagen irreal de la mujer que la publicidad y el marketing ofrecen a los consumidores.

Según cuentan los testigos, esta valiente luchadora anónima no pudo permanecer más de quince minutos en el escaparate ya que la policía se la llevó detenida. Los trabajadores de la tienda comentaron que entendían la protesta de esta mujer, pero creían que había ido demasiado lejos, ya que a las tres de la tarde en un centro comercial como aquel hay muchas familias con niños.

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Generalmente, la gente que quiere protestar por algo no lo hace de la manera más educada posible. Si te dedicas a repartir panfletos denunciando la delgadez de los maniquíes a la puerta de la misma tienda probablemente todo tu esfuerzo termine en la basura. Para que una acción cale de verdad en la gente debe de ser arriesgada, y el desnudo público de la mujer aún se sigue considerando un desafío.

Quizás algunas familias se sintieran furiosas porque sus hijos habían tenido la mala suerte de ver a una mujer desnuda. Lo triste es que no nos sintamos mal cuando nuestros hijos aceptan que sus cuerpos y sus vidas deben de ser de una determinada manera socialmente impuesta, con todo el malestar que generará esto en su futuro.

Entiendo que el cuerpo desnudo de una mujer pueda resultar violento a algunas personas, pero creo que es un mal de lo más menor en comparación con todo el malestar que ha generado la industria de la moda y la belleza. De nuevo, ¡olé el coño de esta activista anónima!