Chicas, estoy embarazada y ya en la recta final de mi gestación siento el deber, como mujer y como buena ciudadana de este mundo, de haceros conocedoras de esta verdad que me ha estado siendo revelada desde el momento de la concepción de mis hijos. A saber:

El embarazo para la que lo quiera, pero para mí NOOOOOOO. Ni estado ideal, ni dulce espera, ni qué bonito es todo… bonita una puesta de sol en una playa de Cádiz, el embarazo: NOOOOOO. Llamadme loca, pero más que bonito yo encuentro un castigo pasarte, en mi caso, 5 meses con náuseas, vomitando todo lo que te metes al estómago, con asco a absolutamente todo lo que tenga olor y arrastrada por los suelos porque la vida no te da para nada más.

Es como si de repente te hubieras convertido en Superman, pero no en la versión superhéroe, si no en la versión “atacado por la kryptonita”, osea, medio muerto. Y yo pensando que ya era suficiente castigo no fumar, no beber cerveza y no comer jamón. Aissssssss (suspiro)

Bueno, piensas «que no cunda el pánico, esto se pasará, lo importante es que mis pequeños pollos (porque yo encima los hago de dos en dos) estén bien». Y es cierto: un día te levantas y ya no tienes náuseas, parece que la vida ha querido devolverte un poco de energía, tú te vienes arriba y te dices «pues parece que lo peor ha pasado» pues NOOOOOO, pequeña ignorante.

De repente tu analítica es peor que la de una abuela de 90 años. Te crees que el embarazo es tomar ácido fólico y ya está ¿no? Ahora al parecer en mi tiroides se ha montado la gozadera: pastillita. El hierro y el calcio se lo chupan todo mis hijos: pastillita+gotitas. El estómago es otro de tantos órganos que ahora mismo tengo fuera de su sitio, así que para la acidez: pastillita. Mi tensión arterial no sube de 85/55: bebe 3 litros de agua al día. Y como biológicamente dicen que soy vieja para tener hijos, fumadora hasta que me quedé preñada y no sé qué más: pinchacito en la barriga todas las mañanas. Sí, queridos, el embarazo es el más ideal de los estados al que puede aspirar una mujer… aissssss (suspiro)

Y mientras todo esto te ocurre en tus adentros, en las afueras las cosas no pintan mejor. No sé si es cosa mía o ver cambiar tu cuerpo tampoco es que sea tarea fácil. Yo ahora ya estoy encantada con mi barrigón, oye. Cómodo no es y parece que me ha pasado un camión por la espalda, pero estéticamente hasta me he acostumbrado y me parece bonito. Pero cuando empieza a cambiar tu cuerpo no es fácil.  Se te ensanchan unas cosas, te crecen otras, te salen manchas en la cara… en fin.

Pero lo  peor es la presión externa, y lo que más me flipa es que la mayoría viene de nosotras mismas y de otras mujeres, porque no paras de escuchar y de leer que si la dieta equilibrada de las embarazadas y que la importancia del ejercicio físico durante todo el embarazo y tú que no puedes ni levantarte de la cama por las mañanas a pesar de haber dormido ya 12 horas, y que con las náuseas y los ascos lo único que te apetece es comida basura.

Pues te sientes con el deber de fustigarte pero a base de bien por no estar haciendo las cosas como mandan los cánones de la perfecta embarazada. Y como ya coincida que ves en instagram la foto de Pilar Rubio recién parida, para qué queremos más… te vaticino al menos 24 horas de llanto desconsolado sin parar ni para respirar y ya además del látigo saca el cilicio, amiga, porque eres la peor de las mujeres sobre la faz de la tierra.

No sé, chicas, a mí esto de que las que nos quedemos embarazadas siempre tengamos que ser las mujeres me parece un tanto injusto. Ya le he dicho a Dios que es una de esas conversaciones que tenemos pendientes Él y yo. Creo que quizás habría que repartir la tarea con los hombres, acortar el tiempo, suavizar síntomas, bucar un método más cómodo, o por lo menos que se pudiera beber cerveza ¿no?

Pero mientras tanto, esta es la verdad: la verdad es que, aunque suene a tópico, a pesar de todas estas cosas de mierda que sientes que te están quitando la vida poco a poco, lo único que de verdad te importa es que tus pequeños bichillos estén bien, sanos y perfectos. La verdad es que verles, aunque sea un momento y a través de un ecógrafo es la mejor cura para todo y la verdad es que yo sigo flipando con todo lo que vale y puede hacer una mujer.

Patricia Ponce.