Ir de compras es un placer para unos y una tortura (digna de Ramsay Bolton) para otros. Pero todos sabemos que no es lo mismo comprar para uno mismo, que acompañar a otra persona, y menos aún a tu persona especial. Si además se da la combinación fatal “adicto a las compras” + “la última vez que pisé una tienda no se sabía qué era un pitillo”, aquí encontraréis varias tácticas contrastadas con otras consortes sufridoras que te pueden evitar un mal rato.

  • “Agárrome al móvil como a un clavo ardiendo”

Esta es la técnica más sencilla, pero puede que tus datos no vuelvan a ser los mismos. Es el momento de ponerte al día con la actualidad, Instagram, los tests de buzzfeed y de El Jueves. Una vez agotada esta posibilidad, si tu adorada costilla quiere volver a probarse ese chino de la primera tienda, opta por retomar contacto con familiares y amigos con quien no hablabas desde el 95. Esta técnica está únicamente limitada por tus gigas y tu batería, pero intenta apoderarte de todo asiento que veas como si no hubiera un mañana.

Un consejo: hacer bromas sobre el número de vídeos de pandas o de gatitos que te ha dado tiempo a ver puede afectar seriamente a tu relación.

  • “De perdidos, al río”

Esta opción es típica de personas aguerridas, estoicas o con una tolerancia más alta a tiendas y centros comerciales. Ya que estás, puedes aprovechar para encontrar algo que necesites o te guste a ti también. Es cierto, si por ti fuera, no sabrías lo que es el Primark pero oye, por nada y menos, puedes encontrar un sujetador para el gimnasio o un regalo para tu hermano. Es posible que tu compañero de vida te observe admirativo decir que ese abrigo no está tan mal ¡para ti mismo!

anigif_enhanced-24371-1451497056-4

  • “Te espero en el bar”

Es hora de repartirse el territorio. ¿Para qué voy yo a estar sufriendo y tú aguantando mi cara de vinagre? Mejor diviértete tú todo el tiempo que necesites, mientras yo te espero sentado en la cafetería (bar) tomándome un cortado (caña). Esta es sin duda la solución ideal para muchas parejas, pero topa con un obstáculo insalvable, y es que posiblemente aquel de los dos que vaya de compras, quiera contar con la opinión y la compañía del otro. En este caso, otra vez será, amigo.

  • “Mis amigos los dependientes”

Tengo que reconocer que esta estrategia no es mía, pero se la he oído a una amiga bastante menos tímida y vale la pena ser compartida. Los dependientes pueden ser tus mejores aliados o tus peores enemigos. Es verdad que están trabajando, pero con una sonrisa o una buena broma, puede que obtengas apoyo emocional y, según el tiempo que pases en esa tienda, incluso un amigo para toda la vida. También puedes recurrir a esta solución cuando se te acabe la batería del móvil (ver técnica número 1), porque seguramente los dependientes lleven un buen rato observando tu hastío. Piensa que ellos están hartos de ver casos como el vuestro, con un poco de suerte puede que hasta te echen un cable para que tu adorada por fin se decida entre la falda de flores o la lisa.

Shopping_second_gif

  • “Ganando puntos”

Puede que lo siguiente suene frío y calculador, pero yo no juzgaría a nadie que lleva 5h encerrado en un outlet. Se trata simplemente de hacer de tripas corazón, y convertirte en el asistente personal que tu pareja siempre ha deseado: dar tu opinión cuando te la pide, buscar otras tallas mientras te espera en el probador, sujetar bolsos, bolsas y chaquetas, “pensando en un lugar mejor”. Esta es una inversión importante, ya que seguramente tú salgas agotado, pero el otro esté en el séptimo cielo. Si no te lo reconoce y valora motu propio, puede ser la oportunidad para pedirle que te acompañe a renovar el DNI o recordarle que hay que llamar al lampista.

Si aún así se te agotan las posibilidades, llévate un libro, nunca falla, pero asegúrate de que la otra persona sepa y entienda la alergia que te dan los probadores. Una vez acabéis, piensa que suele haber recompensa porque habrá llegado la hora de comer, merendar o hacer el aperitivo para recuperar fuerzas.

Elisa.