Mi madre siempre dice que tiene que haber de todo en la viña del Señor, pero yo últimamente no hago más que ver a gente que merece ser enviada a una isla desierta por el bien común. Que sí, que todo el mundo debería tener derecho a vivir y eso, que para gustos, los colores, pero dios…ES QUE HAY GENTE QUE MERECE LA MUERTE. O, por lo menos el exilio.

Los horchatados

Sí, me refiero a esa gente que parece que se ha chutado heroína antes de salir de casa. Esa gente que tiene horchata en las venas, y a la que te dan ganas de tirarle un cubo de agua helada cada vez que los ves.

Juro por dios que una vez intenté encontrarle el pulso a un individuo así y no pude, ¡no pude! Un poco de vida, por favor, GRACIAS.

Los “porque yo, mí, mío, mi”

“Buah, pues ahora que me estás contando este problemón  tuyo (que no me interesa una mierda) voy a aprovechar para relacionarlo con algo que me ha pasado a mí, que no es ni remotamente parecido, pero es mucho más interesante, porque es sobre mí”. AHÍ LO DEJO.

Los Mr. Wonderful

Antes de nada, un pequeño disclaimer. No tengo nada en contra de la gente positiva (ojalá yo pudiera ser así), pero hay niveles. Y aquí me refiero a ese nivel de “son las ocho y media de la mañana, estamos en clase pre-examen y subo las persianas cantando porque la vida es maravillosa y hay que disfrutarla”. ESE nivel. CACA. FUERA.

Los consejeros fitness

Como mujer “con kilitos de más”, como dirían ellos, o GORDA, como diría yo, no soporto a las personas que tienen siempre una frase cliché en el bolsillo cuando hago referencia a mi peso. “Ay, tonta, si eso en cuanto comas un poco mejor, te lo quitas”, “ay, tía, tú no estás gorda, solo rellenita”, “eso en dos días de gimnasio, se va”. Pero vamos a ver, señora, ¿le he pedido yo consejo?

Los Galdalf del Mercadona

Da igual que sólo lleves papel higiénico, huevos y pan y ellos un carrito hasta los topes, da igual que te vean con prisa. Para ellos, NO PUEDES PASAR.

Los culturetas elitistas

Aquí no me extiendo, porque por ahí hay un artículo maravilloso que escribió una chica que está buenísima  (EJEM, EJEM), pero vamos, que los que dicen “ay, chica, ¿sigues escuchando a Greenday? Pero si son basura”. A LA HOGUERA. TODOS.

Los dependientes… dependientes

A mí me encanta que me ayuden, no me malinterpretéis, pero es que estos dependientes que te siguen como si su felicidad dependiera de ti, me estresan. Me hacen sentirme como senpai (NOTICE ME, SENPAI).

Vamos a ver, si me preguntas y amablemente te digo que no necesito ayuda, no me sigas, no me acoses, que si necesito algo, te preguntaré.  Te lo juro.

Los ultrafans

“Buah, yo es que los conocía antes de que se hicieran famosos”, “buah, sus primeros discos molaban más, ahora hacen basura comercial”, “buah, es que ahora todo el mundo es su fan, pero en realidad no saben nada sobre ellos”, “BUAH, ES QUE YO LOS CONOCÍA ANTES DE QUE NACIERAN”. BASTA YA. STOP.

Los terroristas de baños públicos

Todos hemos tenido diarrea alguna vez, no es necesario que nos hagamos los santos. Pero ¿por qué siempre hay alguien que llega al retrete en un baño público y lo deja todo como si hubieran matado a alguien que en vez de sangre, tiene caca dentro? ¿Qué bomba les ha explotado en el culo para que termine así?

Joder, que no es el baño de vuestra casa, que alguien lo va a usar después de vosotros. LIMPIAD. Hacedlo por nosotros.

Los del jardín en el culo

No es porque quiera ser una hater, pero es que hay gente a la que parece que nada le va mal en la vida…NUNCA. Son esas personas que te imaginas pariendo con solo un estornudo en plan “uy, ya está, pues jo, tampoco es para tanto”. Oye, que me alegro de que no sufran, pero parte de mí mira al cielo preguntándole a Dios por qué a unos tanto, y a otros tan poco.

Los «»reales»»

Estos me cabrean enormemente. Son los típicos que saben qué tipo de mujeres son reales, y cuáles no. Como si una persona, por pesar más de la media, o menos de la media, fuera un holograma. Pero lo que más me cabrea es que hacen como que apoyan la diversidad. Cariños míos, si apoyáis la diversidad, apoyáis TODO TIPO DE CUERPO, PORQUE TODOS SOMOS REALES.

Los cuñados

Todo tipo de cuñado: Desde el de “sí sí, de izquierdas todo lo que tú quieras, pero bien que tienes un iPhone” hasta los “yo no sé por qué os quejáis las mujeres, si ahora los oprimidos somos nosotros”. FUE-RA.

FATAAAAAAAL