Hello Sweeties

Hoy me vais a permitir que me salga un poco del tema de la boda y os hable de algo  que a mí (y asumo que a bastantes de vosotros) suele cabrearme bastante: los microgordismos.

Seguramente habréis oído hablar de los micromachismos, esos gestos y frases que sin ser un ataque directo, dejan clara un profunda apuesta por la desigualdad, digamos que no te dicen “mujer, vete a fregar” pero te enseñan la fregona.

En un sentido similar funcionan los microgordismos. Son pequeños gestos de la gente de tu alrededor, a veces conscientes, a veces no, en que dejan claro que no te consideran como al resto de la gente. No me refiero  al típico insulto por la calle, es algo más sutil pero igualmente hiriente, porque, aunque te claven una daga más fina si lo hacen muchas más  veces te mueres igual, ¿no?

Estoy convencida de que la mayoría de vosotros habréis sufrido alguno y os invito a que los comentéis al final del artículo. Yo os dejaré algunos de los que me ha tocado padecer últimamente, algunos relacionados con la boda, y lo que pensé mientras:

-Cuando sirven comida en un bar al que vamos siempre, a mí me echan menos que al resto porque, según el sonriente camarero, no debo comer más que ya “estoy hermosa”. (Sí, yo también pensé en sacar el bate de béisbol)

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-La primera frase que mucha gente me suelta cuando digo que me he prometido es “bueno tienes todo un año para  hacer dieta” (tienes razón, nunca es tarde, tampoco para que te hagamos una lobotomía a ti).

-Cuando voy a cenar con mi novio a mi no me gusta el dulce y no suelo pedir postre, y como él está delgado siempre me  ponen su postre a mi.

-Cantidad de personas de mi entorno  han dado por hecho que me tendré que hacer el vestido a medida, porque no me entrarán los “normales”.

-Cuando alguien pone su bolso en el asiento libre del bus para que no te sientes a su lado porque asume que no cabes y les vas a molestar. (ojala se te siente al lado alguien flaco pero que huela mal, el karma te alcanzará)

-Cuando tus amiga critican el físico de alguien que pasa por la calle, que está notoriamente más delgada que tú, y te sueltan el típico: no mujer, tú es que eres grande, no estás como “esa”. (matar, matar, matar…)

– Cuando vas comiendo algo por la calle y te encuentras con alguien y no para de mirar lo que estés comiendo con pena, como diciendo, claro como no va a estar gorda si come (inserta aquí el snack de tu elección).

Y para acabar un clásico, la de personas que te dicen “Que pena, lo guapa que podrías haber ido de novia, con esa cara tan bonita que tienes”. (Sí, ahí solo quieres arrancar su piel a tiras y hacerte un bolso con ella)

Ahora ya en serio, una vez superado el calor del momento, y tratando de ser racional me surge la siguiente pregunta: ante este tipo de frases pasivo agresivas, miradas incriminatorias, gestos hirientes y demás microgordismos, ¿Cuál es la mejor respuesta?

  1. Callar y pasarnos todo por el arco del triunfo
  2. Contestar y ponerlos en su sitio

En mi caso, cumplo fielmente con el cliché de gordita simpática y no confrontacional, y suelo optar por la opción número 1, pero reconozco que alguna vez he contestado y me he quedado la mar de a gusto.

No os puedo dar una respuesta sobre cual es mejor solución, imagino que la que nos de más paz mental a cada uno, pero me ha encantado sacar toda la mala leche que este tema me genera y compartirlo con todos vosotros.

Quizá un día podamos levantarnos y exigir todos juntos al camarero imbécil que nos devuelva la comida que nos racaneó durante años, pero hasta entonces nos conformaremos con dejarle sin propina.

-S-

P.D. La semana que viene me voy con X a Rusia 10 días así que a la vuelta os seguiré contando detallitos de la organización de la boda, mientras tanto colgaré fotos del viaje en mi cuenta de instagram  @migranbodagorda

Foto destacada: Danielle Vanier