Los huertos urbanos están más de moda que nunca. Y por supuesto son muy hípster. Se han convertido en el colmo de la modernez hoy en día porque todo lo que lleve la palabra orgánico lo peta, el autoconsumo está de moda y encima queda súper molón.

Cada día se apunta más gente a esta tendencia eco y se podría pensar que es una moda pasajera, pero lo cierto es que cada persona que lo prueba no lo deja y se está convirtiendo en una manera de volver a los orígenes, enfrentarse a las limitaciones de la ciudad, y  de encontrar un espacio en el que acercarse a la naturaleza, aprender y relajarse. Además, es un elemento decorativo con infinidad de posibilidades.

Lo ideal es poder aprovechar una terraza o una azotea, o a falta de una, puedes aprovechar para montar tu huerto urbano en un balcón o frente a una ventana con bastante luz gracias a los huertos verticales, eso sí, más sofisticados, que además de solucionar el problema del espacio son una opción estética bastante chula y cool.

Incluso empezamos a ver que en muchas de nuestras ciudades habilitan espacios y solares para que podamos cultivar nuestra parcela, o para que una comunidad de vecinos pueda cultivar un huerto colectivo.

Pero no nos olvidemos que crear un huerto requiere también tiempo y dedicación. Que los tomatitos que saben a tomate de verdad y las lechuguitas frescas y sabrosas, si no se cuidan, se riegan, se protegen de plagas y bichitos… el resultado puede ser un montón de malas hierbas. Que la madre naturaleza es sabia, pero recrear las mejores condiciones para cada cultivo en nuestro eco-huerto mini, requiere de una pequeña gran ayudita por nuestra parte.

De modo que aunque todo buen moderno desearía tener hoy en día en su balcón un huerto ecológico y autosuficiente con macetas de colores, la realidad es que las plantas si no se riegan, se secan.