Soy una mujer, heterosexual, que dice palabrotas (muchas), no tiene un solo tacón en su zapatero (pero tiene más converse que un jugador de la NBA de los 70), no le gustan las princesas ni jugar a las cocinitas, no le importa ensuciarse (es más, le gusta), va despeinada un día y con el pelo bufado tres, se acuesta con quien le da la gana y cuando le da la gana sin esperar vivir una historia de amor de comedia romántica (pero si una real), se quiere casar pero con chupa de cuero y subida en una moto, es agnóstica, defiende el libre aborto, bebe vermú, vino y cerveza, y eructa, de vez en cuando eructa, y también caga (normal, ni si quiera purpurina), viaja sola, tiene un taladro y brocas, monta sola los muebles de Ikea y al dragón que custodiaba su castillo lo mató solita con un arco y una sola flecha (vale, esto último puede que haya sido una “salida de tiesto” pero oye, si hubiera tenido un dragón en mi portal me lo hubiera cargado yo, porque nena, el príncipe azul no existe).

Y por todo esto, he sido catalogada de poco femenina y marimacho (también de feminazi, pero eso daría para otro artículo), y joder, ¡A MI ME GUSTAN LOS UNICORNIOS! ¿qué coño hay más femenino que un jodido caballo con melena multicolor que se tira pedos de arco iris? Pero no, soy poco femenina.

Ojo, que esto no viene de ahora. Qué oye, yo entiendo que cuando era pequeña a mis vecinas viejas del barrio no les hiciera mucha gracia que en vez de una muñeca, en mi carrito llevara un pato (Lamda, dios lo tenga en su gloria) pero que le voy a hacer si nací sin instinto maternal y sigo sin él. Pero joder, eso no me hace menos mujer. Yo ya soy madre cada día, de una bebé monísima que se llama ironía.

Y hablando con una compañera de trabajo me dijo que la culpa era del jodido Walt Disney, por vendernos el cuento de la princesa y la historia de amor que siempre es maravillosa y acaba en boda. Y yo no sé de quién es la culpa, si de Walt Disney, de Toy´s ur Us por vender balones azules y Barbies rosas, o de Rajoy. Lo que si se es que seguir educando a las niñas para esperar al hombre de su vida, casarse y tener un hijo y luego la parejita y hacer que sean unas “macho-dependientes” es el mayor atraso del mundo, pero que si encima no haces lo que la sociedad espera de ti como mujer seas tratada como una escoria poco femenina ya me parece la bomba.

Vamos de progresistas, pero asociamos las camisas de cuadros con ser “bollera” (yo tengo cuatro), y el decir palabrotas con ser soez y poco mujer, porque “una chica no dice palabrotas” ¿WTF? ¿qué me estás diciendo que si tengo un día malo no me puedo cagar en la puta porque pierdo toda mi compostura? ¡VAMOS NO ME JODAS! Pues os digo una cosa, todas aquellas señoritas super femeninas que no dicen ni una palabrota, sonríen y mantienen la compostura de mujer en todo momento por no salirse del patrón, yo creo que cagan más, tiene que ser un hecho, porque contenerte de mandar a la mierda a alguien no puede ser bueno y la no diarrea verbal tiene que salir por otro lado si o si y, escucha, yo solo conozco un agujero por donde sale la mierda. EL DEL CULO. Y por ahí se pasa mi yo poco femenino los estereotipos, la mierda de los estereotipos.

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LOLA MENTO