1. Llega el otoño, más concretamente esos días tan confusos de a las 4 de la tarde te mueres de calor pero a las 10 de la noche te vas a joder de frío, y ves cómo la gente a tu alrededor comienza a caer enferma. Pero tú te crees superwoman o algo y te dices a ti misma «yo no me voy a poner mala, yo me he sacado esta rebequita por si refrescaba».
2. Dos días más tarde llegas a casa algo cansada y te vas a dormir con tu pijama de verano que aún no has guardado porque aunque por la noche refresca la verdad es que la casa todavía está caldeada, pero te olvidas de cerrar la ventana antes de acostarte.
3. Esa noche te mediodespiertas sobre las cuatro de la mañana y toses un par de veces. Bah. Todo va bien. Voy a seguir durmiendo.
4. A la mañana siguiente no sabes si te has tragado siete cuchillos o te dejaste puesto el choker de pinchos y se te ha dado la vuelta mientras dormías pero ¡tu garganta te está matando!
5. Esto se me pasa con un ibuprofeno. ¡¡Te alabamos, ibuprofeno!!
6. Pues no se me pasa no, y encima ahora me duele la cabeza y… ¡¡atchúuuuuuuuuuuuuus!!
7. ¡¡¡¡DIOS MÍO ESTOY ENFERMA!!!!
8. ¿¿¿VOY A MORIR???
9. Sabes que estás jodida de verdad cuando pierdes por completo el apetito. Estás en el punto de no retorno. La enfermedad es real.
10. Frenadol, Couldina, Vicks VapoRub, Flumil, Ibuprofeno… ¿ES QUE NADA VA A HACERME EFECTO?
11. No eres capaz de salir de la cama. Intentas arrastrarte hasta el sofá pero es demasiado esfuerzo. Llegas sudando.
12. Te vendría genial una sopita caliente, pero estás sola y no tienes fuerzas para hacértela. Te preguntas por qué no hay un restaurante en Just Eat que solo sirva comida para enfermos.
13. Te vuelves a la cama. Es tu tercera siesta del día. Estás muy cansada. Quieres dormir pero no puedes respirar. No puedes dormir si tienes que estar pendiente de tener la boca abierta para no morirte. Hasta que de repente… ¡POP! Tu nariz, mágicamente, se destapona. Tragas moco y te quedas roquefor un ratico.
14. Parece que ya te encuentras mucho mejor… ¡hasta tienes un poco de hambre! Hora de atacar la nevera para ver qué podrías merendar. Una manzana, unas nueces, un trocito de chocolate… ¡Hay que recuperar energía! Te sientas a comer y… ¡MIERDA! ¡HAS PERDIDO EL GUSTO! ¡El chocolate no te sabe A NADA! Es el peor día de tu vida.
15. Se te pasa por la cabeza que si no saboreas la comida, quizás sea el momento ideal para beberte un smoothy de piña y espinacas. Te reconfortará y no te enterarás de que sabe a mierda. ¡Te lo preparas!
16. ¡Vaya, esto sí que lo saboreas! ¡Joder, qué asco!
17. Te metes otro buen chute de medicinas y te vas a dormir. Duermes a ratos porque has dormido como siete siestas así que sueño, lo que se dice sueño, no tienes. Notas cómo se te desliza el moquillo líquido de la nariz a la almohada. Te suenas los mocos unas setenta veces esa noche. Te despiertas con la nariz en carne viva.
18. Hoy ya no te cuesta lo más grande llegar hasta el sofá. Trasladas al salón tu campamento base: pañuelos, bolsa de basura llena de pañuelos usados, botella de agua, tacita con té de limón y jengibre y caja de medicamentos.
19. Sesión de pelis que no me exijan mucho esfuerzo mental: si eres una persona normal te pondrás la trilogía de Bridget Jones. Si eres yo aprovecharás para ver películas de Sara Montiel y Marisol.
20. Toses como si hubieras pillado tuberculosis. No puedes evitar soltar un eructito de tanta medicina efervescente que te has tragado. Agradeces vivir sola, aunque no tengas quien te haga sopa.
21. Te apetece comer, pero solo cosas dulces. Atacas el armario de las galletas.
22. El último vaso de leche calentita te ha transportado a la modorra infinita. Te quedas dormida y por fin consigues descansar.
23. Te levantas de lo más animada. Ya no se te nubla la vista, ya no te mareas al incorporarte, ya no tienes la flema sexy de Phoebe.
24. Ya no estás mal… pero tampoco es que estés genial. Te das cuenta de eso en medio del supermercado al que creías que podrías ir sin problemas y sacas de tu cesta la mitad de la compra porque no te ves con fuerzas de cargar con nada. Los donuts de Pantera Rosa te los quedas, que apenas pesan.
25. Cuando llegas a casa te tiras en el sofá y cae otra siestecita patrocinada por Frenadol. Es probable que hayas pasado la peor parte del resfriado. Pero tranquila, ya no volverás a estar sola: los mocos te acompañarán durante los próximos veinte días.
