Soy consciente de que muchas lectoras son tan jóvenes que la diferencia de edad que hay entre sus padres y yo no es mucha, pero también tenemos lectoras que pasan de los 30, 40 y hasta 50 (Weloversize es para todas, ya lo sabéis) y cuyos padres probablemente tengan una relación escasa o nula con la tecnología. El correo electrónico es un básico para muchos, aunque haya sido por trabajo, el Skype es indispensable para todos aquellos que han tenido hijos viviendo en el extranjero cuando el precio de las llamadas telefónicas de un país a otro estaba por las nubes, y el Facebook ha sido clave para recuperar la relación perdida con aquellos compañeros de colegio a los que llevaban millones de años sin ver.

Pero el whatsapp… Ay, el whatsapp… No hace tanto que mi madre nos preguntaba a mis hermanas y a mí ‘¿Qué hacéis escribiendo todo el rato?’ y ahora tiene varios grupos con los que se manda fotos y links de noticias. Que los padres se hagan whatsapp es un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad. Viva no tener que llamarles para todo, viva estar siempre en contacto aunque estemos lejos…

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Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y la descarga de la aplicación es sólo el principio de un largo proceso en el que los hijos nos convertimos en maestros y ellos intentan entender nuestra mentalidad millenial y empaparse de nuestros conocimientos. El proceso está formado por varias fases con las que seguro os sentiréis identificados:

Fase 1: ‘¿Qué hacéis escribiendo todo el rato?’ – En esta fase el padre o madre aún no ha comprendido la utilidad de esta aplicación y mira fascinado a su prole mientras éstos ven la tele, hablan con ellos y escriben por whatsapp al mismo tiempo

Fase 2: ‘Ay, bájame eso del whatsapp, que así os puedo escribir’ – El momento ha llegado, tus padres se han modernizado y han decidido que ‘Si no puedes con el enemigo, únete a él’

Fase 3: ‘Ponme una foto de perfil y explícame cómo funciona’ – Esta fase es la que más paciencia requiere, ya que les tienes que explicar en qué consiste la aplicación y cómo funciona. Escucharás frases como ‘¿Y esto para qué sirve?’ o ‘¿Y dónde encuentro yo a la gente?’

Fase 4: ‘Los emojis: un mundo nuevo’ – Cambiar los ‘Un beso’ por el emoji correspondiente es el inicio de conversaciones enteras salpicadas de caritas sonrientes, caritas tristes, un sol y una palmera para decir que están en la playa, y un Papá Noel para felicitar las Navidades

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Fase 5: ‘He aprendido a enviar fotos’ – Es un momento importante en el proceso, ya que compartir fotos por whatsapp es clave en toda relación paterno-filial en whatsapp. ‘Hija, mira lo que me han enviado’ o ‘Envíame fotos mientras estás de viaje’ son otras frases clave en este punto

Fase 6: ‘No puedo parar de reenviar todo lo que me envían’ – Stop mamá, por favor te lo pido, no me satures el whatsapp con mierdas y por favor, antes de reenviarme una foto que has recibido en un chat, piensa si yo ya estoy en ese chat. No necesito la misma foto dos veces

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Fase 7: ‘Ay esto de los audios, qué práctico’ – La comodidad de una conversación rápida sólo apretando un botón. Ya no hay excusa para no contestar al whatsapp porque estás caminando por la calle o porque te has dejado las gafas y no ves las teclas; los audios de whatsapp son la solución a todos esos problemas

Fase 8: ‘¿Cómo haces eso de enviar fotos que se mueven?’‘Se llaman gifs y se envían pinchando aquí’. Has abierto la Caja de Pandora, de esta fase nunca se puede regresar y sabes que a partir de ahora tu móvil estará lleno de gifs por los siglos de los siglos

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Esto segura de que después de esta última fase aún hay otras, pero en mi familia sólo hemos llegado al punto 8: las conversaciones a base de gifs. Y aunque odio el agobio que me produce salir de estar una hora sin ver el móvil y encontrarme 5 conversaciones de whatsapp esperando mi respuesta, me encanta que mis padres se hayan modernizado y sean capaces de enviarnos un gif para decirnos que nos quieren o para desearnos los buenos días.