Ayer, mientras mi hija se bañaba, me puse a leer con cierta distracción los comentarios furibundos que  muchas mujeres hacían a un proyecto de fotografía que busca reivindicar otros modelos de cuerpo posparto. El tema estaba dividido en dos facciones: la que dice que el cuerpo cambia irremediablemente con la maternidad y eso es algo que debe vivirse con naturalidad y la que dice que es nuestra responsabilidad cuidarnos para que eso no pase y que después de parir se puede estar tan estupenda como antes si hacemos el esfuerzo oportuno y somos responsables con nuestro cuerpo.

Pues tengo una revelación que haceros. Os va a parecer increíble, lo sé. Yo antes de parir no tenía el culo de Beyoncé. Lo sé, os acabáis de llevar un disgusto. Que decepción…

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Pues no Beyoncé, no es como el tuyo

Yo tengo un culo normal, gallego, sostenido por dos muslos buenos de los que son tan felices bailando muiñeiras y paseando por ciudades desconocidas y montañas encantadoras como comiendo churrasquiño. Pero aquí mi culo no parece esculpido con cincel en mármol. Y la verdad es que me da igual. Absolutamente.

Yo sé que hay personas que pasan muchas horas en el gimnasio haciendo deporte para esculpir su cuerpo, también hay personas que dedican muchas horas a aprender a tocar la guitarra, a construir bots que parecen insectos, a volar en parapente, a intentar chuparse el codo… Y a mi todo esto me parece estupendo, las personas tenemos distintos intereses y prioridades y asignamos nuestro tiempo de manera diferente según los mismos. ¡Viva la diversidad!

A mi lo que me cabrea es que nadie se cree con derecho a decirle a un desconocido que debería saber volar en parapente; pero una gran parte de la gente se cree con derecho a decirle a una mujer cómo debería ser su cuerpo. Antes y después de parir, en familia, entre amigos y en su entorno laboral. Y no seamos hipócritas, no es preocupación por nuestra salud. Por mi salud se preocupa mi médico de cabecera, que está encantado desde que no tengo anemia y ve que mis niveles de colesterol están también donde tienen que estar.

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Con esta felicidad vamos mi culo y yo por el mundo

Tengo un mensaje para todas esas personas: mi culo no es mi prioridad. No lo era antes de ser mamá, no lo fue en mi posparto y no lo es ahora.

Mi culo no es mi prioridad porque es un culo estupendo. Este culo se movió muchísimo cuando era estudiante buscando prácticas en empresas que mejorasen mi currículum. Mi culo aguantó las horas de estudio que me hicieron falta para tener notazas en mi carrera. Mi culo se vino conmigo de fiesta, me acompañó en mis relaciones amorosas, estaba conmigo cuando conseguí mi primer trabajo. Mi culo celebró conmigo el encontrar “El trabajo”, el de tu vida, el que te encanta. Mi culo me llevó del trabajo al posgrado corriendo y sigue estudiando conmigo mientras hago la tesis. Mi culo se enamoró conmigo hasta las trancas de la persona adecuada. Mi culo se estrió con el embarazo mientra bailaba de alegría al ver crecer mi barriga. Mi culo parió conmigo una niña espectacular. Mi culo compartió conmigo la crianza. Mi culo corrió detrás de mi hija cuando aprendía a caminar. Mi culo estaba ahí en su primer día de cole. Mi culo corre a diario para completar una agenda de locos. Mi culo duerme abrazado todos los días.

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Gracias culo! Lo estás haciendo muy bien

Así que mi culo es un culo estudiado, viajado, disfrutón, con experiencia, trabajador, alegre… Un culo de culto diría yo. Aunque no se parezca en absoluto al de Beyoncé, que me vengan a mi a decir que no me he trabajado el culo lo suficiente.

Y por cierto, en verano mi culo se va a la playa metido en un biquini pequeñito. Porque a mi culo no le gustan las marcas ni los prejuicios. Y porque soy una puta sirena, que lo dice la Rebe!!

Carme Casado