Queridas, vivo con dos señoritas que me amargan la existencia desde hace ya demasiados años, ellas creen que pueden hacer lo que quieran en cualquier momento y están muy equivocadas, aquí la que manda soy yo, pero no hay manera de meterlas en cintura. Mis tetas quieren la independencia.

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Llevo sufriendo incontables dolores de cabezas por culpa de mis Lolas, se van de paseo cuando les sale de los cojones y no puede ser. Tener que estar continuamente guardándotelas dentro del sujetador amarga la vida a cualquiera. Sin duda alguna el peor momento es cuando una se pone a hacer ejercicio. Por suerte en esas ocasiones las he podido controlar con un sujetador deportivo. Aunque este presenta ciertos inconvenientes, la forma tan horrorosa que te hacen las pechugas, que se te marquen los pezones si no tienen relleno y la peor de todas, el riachuelo que corre entre ellas debido al incansable roce y al nivel máximo de apretujamiento que tienen. A pesar de todo te adaptas, el problema serio viene en tu día a día. Cuando estás trabajando, haciendo la compra o el médico te tiene que auscultar.

No es plato de buen gusto para nadie llevar una camisa un poco holgada agacharte y que un pezoncillo díscolo salude alegremente al que está frente a ti.

¿Eso es una teta?
¿Eso es una teta?

A veces no es necesario ni agacharte, se puede ver claramente que bajo la camisa tienes media teta fuera, eso o tu querida Lola es prima de Quasimodo. Tener unas tetas tan liberales hace difícil la tarea de comprar un sujetador. Casi se convierte en una tarea imposible. Esa será la siguiente misión de 007, capturar a delanteras rebeldes. Hace ya tiempo que dejé de intentar ponerme algún sujetador de Oysho o Woman Secret. Intimissimi también me decepcionó, gastarse cien euros en dos conjuntos de encaje y que a los tres meses los tirantes se hayan dado de si, pues no hace mucha gracia. En un viaje que hice a Londres y donde descubrí Primark compré unos cuantos, los tirantes aguantan lo suyo pero son incapaces de retener a mis pequeñas salvajes. Hace un par de años por fin conseguí encontrar un sujetador de encaje, que te hace unas tetas en condiciones y que encima las mantiene a raya, Etam y sus copas «D» y «E» me salvaron la vida. Aunque solo algunos modelos, con otros aún sigo luchando.

Debido al gran revuelo de mis chicas, me he inventado una técnica para comprobar que el sujetador es el correcto. Porque queridas, las señoritas son muy listas y a veces te engañan, te hacen creer que puedes mantenerlas a raya y después ¡tachan! Teta fuera. Ahí va la técnica infalible, consiste en tres pasos:

— Paso número 1: tras ajustar correctamente el sujetador debemos saltar como si no hubiera mañana. Arriba y abajo, arriba y abajo. Yo lo hago unas diez veces seguidas con suficiente ímpetu.

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— Paso número 2: a bailar un poco, démosle a las lolas un buen meneo.

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No ha sido suficiente, un poquito más

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— Paso número 3: es hora de tocarse un poquito los pies, en el caso que no llegues como es el mío que estoy más oxidada que una lata de atún, pues te agachas lo que puedas.

Si el sujetador supera sin problema los tres pasos, es el sujetador de tus sueños.

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Si no pasa ni el primero debe volver al perchero. Y en el caso en que solo haya perdido un poco el control sobre ellas, quizás podamos darle una oportunidad. Supongo que todo depende del humor que tengas ese día.

Y vosotras ¿qué? ¿Sufrís de Lolas independentistas? ¿Qué hacéis para domarlas?

Autor: Hailey Cross
Aurora de la Saga HC
www.haileycross.com