Si pensamos en comida de USA pronto nos vienen a la cabeza perritos calientes, hamburguesas y todo un mundo de maravillosa grasa -Trans.

Sin embargo, América no es solo Nueva York y si hacemos un viaje a las ciudades con muelle en el noroeste de EEUU, podemos encontrar una gran variedad de platos con sabor a mar. Y directa de este lado del Atlántico, viene la inspiración de la cocina de The Lobstar, una reinvención de los platos de la región de New England en un coqueto restaurante entre los madrileños barrios de Malasaña y Chamberí.

Entrar en The lobstar es adentrase en uno de esos locales costeros de decadencia cuidada, un estilo industrial con neones, ladrillos vistos, vigas y columnas de cemento que contrastan con un suelo de madera que nos recuerda a los muelles de esa zona. Además, lamparas que emulan redes de pesca, muebles de hierro y una cocina vista, completan un local que es una maravilla a los ojos del comensal.

No solo eso, la música está exquisitamente elegida y podrás leer su carta mientras Freddie Mercury te susurra al oído Somebody to Love. Una carta de estética igualmente cuidada que la música y en la que la mayoría de sus platos se pueden degustar íntegramente con las manos ¡VIVA EL FINGER FOOD! La estrella, su bocata de bogavante, un brioche de pan relleno de bogavante frio cocido y mezclado con una maravillosa salsa mayonesa, que no dudamos en pedir.

Para empezar, tomamos unas croquetas de bogavante, que no estaban todo lo melosas que nos gustaría, pero estos paladares croquetiles son difíciles de convencer. Y es que las croquetas de nuestras abuelas siempre ganan, que le vamos a hacer. Y unos mejillones con salsa de cerveza bastante ricos.

El primer segundo que probamos fue una pasta con bogavante, cocida perfectamente y con un gran sabor. Aunque nos faltó un poquitín de sal, nosotras somos mucho de Masterchef y “ponerle sabor a la vida”.

Sin embargo, no habíamos venido hasta aquí para comer croquetas, el Lobstar roll era nuestro objetivo. Así que, como era de esperar, este plato es el que más nos gustó. El bogavante que usan en este restaurante viene vivo desde Canadá y es en la cocina donde se prepara y mezcla con una mayonesa especiada. El pan es crujiente por fuera y tierno y jugoso por dentro, de llorar. De acompañamiento pedimos unos deliciosos gofres de patata que puedes mojar en un ketchup con un ligero toque picante. Una delicia para los sentidos.

Y por si nos habíamos quedado con hambre, rematamos con una tarta de queso. Después de todo esto dudábamos de si seguíamos en Madrid o nos habíamos trasladado a New England de un plumazo.

Para rematar, el local y la comida son super instagrameables, y chica, a todas nos gusta comer bien, pero si encima podemos posturear… ¿qué más podemos pedir?

¿Qué has babeado leyendo este post? Pues acércate a Chamberí y pide un Lobster roll, no te vas a arrepentir.

Cuándo: todos los días de la semana de 13:30 a 16:30 y de 20:00 a 00:00h.

Dónde: calle Carranza, 4 (Madrid)

Precio: a la carta de 20 –25€

Imprescindible: El Lobstar roll. Hacerte una foto con el neón de un bogavante gigante que preside el local.

A Destacar: El trato recibido por parte de los camareros, siempre atentos y con una sonrisa.