Cuando uno va a un dietista o endocrino a hacer una dieta, no siempre es porque quiere adelgazar. O porque es una gorda  acomplejada que solo podrá ser feliz si pierde unos kilos. A veces, uno tiene la presión alta y el médico le dice que lleve una temporada una dieta baja en sal, o tiene colesterol o te han operado del corazón y el cardiólogo te dice que tu barriga tiene que bajar. Que tú te vas a casa y por mucho que te sientes y la cojas con cariño y le digas: «Barriga ha dicho el médico que tienes que bajar, o sea que ya te estas bajando al culo o a las piernas por lo menos», pues ella no te hace ni caso, se hace la sueca y de ahí no se mueve. Por lo tanto no te queda mas remedio que ir al endocrino.

Entras allí, el primer día de la consulta y te encuentras al o la endocrina, con su enfermera al lado. Que es una señora que siempre te mira de arriba abajo como si nunca hubiera visto una gorda, que dices: «Chica acostúmbrate ya, o haber estudiado para profesora de gimnasia rítmica».

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La primera pregunta que te suelen hacer es cuantos kilos quieres perder. Que a veces, solo a veces, pues te importa tres pimientos cuantos, solo quieres que baje la barriga o que se regule el colesterol y el azúcar. Pero ellas eso no se lo pueden creer, así que por mucho que tú les digas que solo quieres bajar un poco los centímetros de la panza, ellas van a su rollo y te pesan y exclaman. Uy , pues para lo que mides deberías pesar por lo menos 25 kilos menos. Que tú piensas: ¡Qué putada, si midiera 1,90 estaría en mi peso ideal!, ¡No estoy gorda, soy bajita!

Te envían la dieta, haciéndote preguntas tan absurdas como: «¿No te gusta la verdura?». Que la enfermera ya sonríe maliciosa y tú piensas: «Mira si me gusta, pero voy a decir que la odio para que la vida de esta mujer siga teniendo sentido».

Y te dan una dieta asquerosa e insulsa que se basa en ensaladas y pollo a la plancha, que como se pongan muchas personas a hacer dieta juntas, acaban con las reservas de pollo del mundo y a ver luego que te envían para comer los endocrinos. ¿Tendrán un contrato con las fábricas de aves? o ¿Es que todos son familia de las empresas avícolas?. Podría ser, yo no lo descarto.

Cada semana has de ir a que te pesen y a que vean que has seguido la dieta correctamente, porque ¡Ay de ti que no hayas adelgazado!, parece que les vaya la vida en ello, se cabrean y te miran pensando:»Puta gorda traicionera, que has zampado donuts a escondidas y quieres engañarme». Y si adelgazas pues tampoco mejora la cosa, porque entonces llegan esa sarta de comentarios estándar, que los tienen para decirlos a todas las gordas y que a mi me hacen respirar profundamente, y decirme a mi misma: «Tranquila, déjala viva, la cárcel no mola nada».

-Anda has bajado un kilo y medio, si sigues así en verano podrás ponerte bikini.

– Ya verás que guapa vas a estar en unas semanas.

– De esta encuentras novio seguro, eh.

– Ves como comiendo sano se pierde peso, si es que la cuestión es dejar la bollería.

– Si te acostumbras a comer así podrás ser delgada para siempre.

«Mire señora, yo voy a la playa siempre y hago topless, soy una gorda muy atrevida la verdad, debería ponerme un burka pero vivo al límite. Yo no estaré más guapa porque es humanamente imposible, lo soy demasiado. Novio tengo y he follado más que usted y toda sus generaciones, se nota por el color de mi piel y el amarillento de la suya ( eso denota que la gente no folla), y no, no me pienso a acostumbrar a comer pollo y lechuga el resto de mi vida, porque prefiero morir ya si eso tiene que ser así para siempre, aunque antes me la llevaría a usted por delante para que dejara de decir sandeces de esa bocaza tan grande que Dios le ha dado».

Así es que de verdad, yo no sé si hay una asignatura en su carrera que se llama «cómo molestar gordas», o es que llevan un gen de odio a la comida y por eso estudian eso para poder prescribir con receta dietas de mierda. Pero lo que sí deberían enseñarles a los señores endocrinos y dietistas, es que existen gordas que comen bien, que les gusta la verdura, y atención, redoble de tambores, también existen las que no quieren adelgazar porque se ven estupendas como están y solo van a ustedes para solucionar un tema de salud. Y se abrieron las compuertas y el señor caminó sobre el agua. Pongo esta última frase porque seguro que se la creen antes que lo anterior.