La mayor dificultad de una fanática de Disney  es combinar sus sueños romanticones con la vida de mierda que tienes día a día, empezando porque ningún príncipe me despertaría de mi sueño eterno mientras tengo la boca más abierta que un caimán y el chorro de baba que me cae es más caudaloso que las cataratas de Iguazú. Sí señores, esa es mi triste realidad, mientras yo me imagino a mi príncipe azul llevándome en brazos hasta el caballo blanco alado, caigo en la cuenta de que, con lo que me pesa el culo en vez de pasar la noche de bodas en el castillo engendrando principitos, la pasaríamos en urgencias por una ciática de película… Y ya sabemos todos como va la sanidad en España, así que probablemente saldríamos a punto para celebrar las bodas de oro.

Otra de mis grandes sueños en la vida sería hablar con animalillos, decidme vosotras que no sería una pasada saber qué piensa tu gato cuando te mira fijamente (o no) o hacerte amiga de una lagartija en verano para que te librase de todos los malvados mosquitos que visitan tu lecho nocturno, esos sí que son verdaderos villanos y no Jaffar o la madrastra de Cenicienta.

Siendo totalmente sincera una de las cosas que más me gustan del mundo Disney es la comida, porque escuchad lo que os digo, yo mientras veo Mulán solo pienso en pedir comida china, viendo la Cenicienta 2 mi atención no va más allá de la crema de chocolate que le prepara al rey  y para rematar, con el que pierdo la cabeza totalmente es con el festín de la Bella y la Bestia. Decidme vosotras que no amaríais tener una horda de fogones y cucharas a vuestra merced, llevándoos de todo a la mesa, ¡Y encima con espectáculo! Bella si que tenía suerte y la tonta solo se dedicó durante toda la escena a aplaudir, ¡Muchacha, que se caduca la tarta!

Para finalizar quería hablar de los personajes que nunca te abandonan. Qué maravilla sería tener un hada madrina que te preparase el modelito para el sábado noche sin agujerearte la media, un dragón chino que te sacase de todos los embolados en los que te metes, un genio de la lámpara que cumpliese tus más recónditos sueños (el mío, comer sin engordar y ser rica millonaria) y un príncipe como Bestia que me regalase la mejor biblioteca del mundo entero.

La magia, los lugares de ensueño y sobre todo, los finales felices. Disney será fantasía, pero para mí es parte de mi mundo porque yo nunca dejo de soñar.

Gracias Walt Disney. <3

 

Alicia Segovia