Me encanta la Navidad. Juntarte con la familia que vive lejos y a la que no ves lo suficiente durante el año, saber lo que quiere la gente y currarte buenos regalos, ponerte hasta el culo de turrón y polvorones… Sin embargo, hay suficientes motivos como para odiar la Navidad y ser un poco el Grinch durante los meses de diciembre y enero.

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1. La obligación de quedar con gente antes de que se acabe el año.

Que si, que está genial juntarte con gente a la que ves poco, pero ¿de verdad es necesario hacerlo antes del 31 de diciembre?, quiero decir, ¿no lo pasaríamos igual de bien si quedáramos, no sé, en marzo?

2. Desenrollar las luces del árbol.

Todos lo sabemos: da igual cómo de bien enrolles y guardes las luces después de Reyes, cada mes de diciembre los elfos de Papá Noel las habrán dejado echas un ovillo para tu disfrute a la hora de montar el árbol de Navidad.

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3. Aguantar las preguntas impertinentes de familiares y amigos.

¿Y cuándo te vas a echar un novio?, ¿y cuándo te vas a casar?, ¿y cuándo vais a tener hijos?. Son igual de incómodas durante el resto del año pero parece que en Navidad se concentrar todas de golpe…

4. Envolver regalos con formas complicadas.

Vivan los libros y las cajas cuadradas, muerte a las camisetas, zapatos que no vienen en caja, regalos cilíndricos y rarezas varias. Y por favor, tiendas, está genial que regaléis bolsas de regalo, pero hacedlas con estampado navideño, que si no no quedan bien…

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5. Las multitudes.

En serio, si hay algo peor que pasarte el verano muriendo de calor en la ciudad, es pasear por la zona de Preciados en el mes de diciembre. Es el último sitio en el que nadie querría estar y aún así todo el mundo está.

6. Los sitios decorados como un puticlub de carretera.

Supongo que sólo algunos se pueden permitir duplicar su factura de la luz durante las Navidades pero no creo que sea necesario provocar epilepsia a los vecinos y creerse el barrio de Dyker Heights de Nueva York…

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7. Comer y beber como si no hubiera un mañana.

Aunque, como a mí, te guste comer, hay que reconocer que pasarte 7 días seguidos de cenas, reencuentros, cañas, aperitivos, comidas y vermuts es demasiado p’al body. Pero a ver quién es el guapo que se va de cena navideña con los compis de la uni y se pide una ensaladita…

8. La obligación de ser feliz.

¿Y vosotras?, ¿sois de las que os gusta la Navidad o por el contrario sois el Grinch de la familia?