A los treintañeros hay una frase que nos encanta que es «los 30 son los nuevos 20«. De hecho, lo que antes era un Señor de 30 Años, ahora es una persona joven y los Viejos de 40, han dejado de serlo. Empezamos a presumir (demasiado) de cuando nos quitan años y decimos que estamos mejor que nunca. Y oye, que sí, que puede ser que nos encante nuestra vida a los 30: los más seguro es que tengas las cosas más clara y quizás mejores amigos, mejor sexo, menos complejos y más dinero. Los 30 son maravillosos pero nada que ver con los 20, especialmente al salir de fiesta. Olvídate de muchas de las cosas que hacías en tus juergas de veinteañera (de algunas te alegrarás, otras te harán llorar.
Beber…
A los 20: empezamos en la fase 1 que son las cervezas de calentamiento para seguir con las copas después de la cena y seguimos durante toda la noche combinando el ron-cola con chupitos de tequila cada vez que tenemos algo que celebrar (que es todo el rato).
A los 30: Nos tomamos unas cañitas (sí, sí, un vasito) si nos vamos de terraceo o un vinito (bien caro) con la cena (que nos dará para una copa o dos máximo) y luego, haciendo en exceso nos tomaremos un gin tonic que nos va a durar toda la noche (y que además es merienda cena porque lleva de todo dentro).
Dormir o no dormir…
A los 20: Aún recuerdo tener dos trabajos en verano, salir de fiesta con mis compañeros del trabajo de tarde y empalmar para ir directa al trabajo de la mañana y así unos 5 días a la semana.Cuando tienes 20 años puedes salir jueves, viernes y sábado y te sobre el domingo para recuperarte e ir el lunes a clase o a trabajar fresca como una rosa.
A los 30: Si vas a salir hasta tarde y beber, preferiblemente que sea el viernes porque así tienes DOS días enteros para recuperarte (aunque los viernes…).
Sueño de viernes noche…
A los 20: El viernes se sale desde el minuto 1. Una vez sales del trabajo o de clase empieza el fin de semana y las cañas con amigos, luego la cena, las copas, a bailar y a las 6 de la mañana más o menos empezarás a dar la noche por terminada.
A los 30: ¿Plan de viernes noche? Sofá, manta y series hasta que te quedes dormida. Así que más o menos verás un capítulo y medio. Los viernes estás ya demasiado cansada para salir. Como mucho, harás el esfuerzo de ir a una cena tranquila si es el cumpleaños de alguien o una ocasión especialísima.
¿A qué hora quedamos…?
A los 20: La fiesta no empieza hasta aproximadamente las 12 de la noche y ni se te ocurra aparecer en una discoteca antes de las 3 de la mañana porque ¡no habrá nadie! Sabes que empieza a ser hora de volver a casa cuando sale el sol.
A los 30: Quedamos prontito, a las 8 o así para tomar algo y cenar. A las 3 cierran los bares y ya es lo suficientemente tarde. Con estos horarios además, ¡te da tiempo a dormir casi 8 horas!
¿Qué plan tenemos…?
A los 20: Botellón en el parque o fiesta en casa de «insertar nombre» que sus padres no están (o vive sola). El plan obviamente es beber, emborracharse, liarse con alguien y salir a bailar hasta que nos echen del local.
A los 30: El plan ideal es cenita en casa (propia o de algún amigo) con otra pareja o dos máximo. Comemos bien, hablamos a gusto y después de cenar, nos ponemos las copas. Al menos no vamos a sufrir los efectos del garrafón.
Ligar…
A los 20: Mires donde mires hay tíos buenos (interesantes y solteros) por todos lados, solo es cuestión de escoger el que más te guste y al ataque. Si no sale bien, hay muchos peces en el mar.
A los 30: Ay madre. Hay muchos peces en el mar pero tu estás buscando a Nemo. Ya no te vale con cualquier cosa, has besado demasiados sapos pero parece que siguen todos sueltos…
La cena…
A los 20: Con una ensalada de pasta y algo de picoteo nos apañamos. Y si nos quedamos con hambre pedimos unas pizzas o pasamos por el McDonalds. Y listos.
A los 30: Si tienes invitados a cenar, prepárate para pasarte la tarde en la cocina preparando esa ensalada de quinoa y es hamburguesa de carne de Kobe con aguacate y cebolla caramelizada. Ah y el vino, que sea del caro. Faltaría más.
Lo que trae la gente…
A los 20: Vodka o cervezas del Mercadona o hielo.
A los 30: La gente trae… a sus hijos.
Después de la cena…
A los 20: Primero, de bares y más tarde, la eterna discusión siempre va a ser ¿Razz o Apolo? ¿Wurli o Joy?
A los 30: Después de la cena, das dos pasos y te sientas en el sofá con tu gintonic en la mano a hablar con tus amigos sobre el último libro que se están leyendo o si el banco te ha concedido la hipoteca.
Volver a casa…
A los 20: Esta claro, con el primer metro o tren o el autobús de noche si te cansas antes.
A los 30: Me cojo un taxi para que me deje a la puerta de mi casa, que para eso trabajo.
El día después…
A los 20: Sabes que vas a tener botellas, ganchitos, sobras de comida y latas de cerveza usadas como cenicero repartidas por toda la casa. Durante días.
A los 30: Se recoge antes de irse a dormir. Y encima tus amigos te ayudan a ello. (O lo dejas hasta la mañana siguiente porque tienes asistenta).
