¿Se puede ser madre y gordibuena? La respuesta rotunda a la pregunta con la que encabezamos este artículo es sí, se puede. Por supuesto que se puede. ¿Cómo no se va a poder? Pero antes de nada, debemos saber en qué consiste ser una gordibuena.

Hace unos años, en Weloversize publicamos un artículo. Lo titulamos así: “Cinco rasgos característicos de las gordibuenas”. En esa pieza, nuestra compañera Beatriz Romero explicaba, desde la experiencia propia, porque le encantaba el término “gordibuena”. Aunque la primera vez que se lo dijeron se puso colorada, pronto se dio cuenta de que servía para definir a la perfección un tipo de belleza a menudo denostado por nuestra sociedad. ¿Cuál es ese canon? ¿Qué rasgos definen a una gordibuena? Esto se decía en el artículo original:

– Una cara bonita.

– Un cuerpo proporcionado, demostración evidente que, aunque se esté gorda, se puede tener un cuerpo armonioso y “las lorzas muy bien puestas”.

– Muchas ganas de sacarse partido. La ropa, el maquillaje, los complementos y, en definitiva, todo lo que nos cuidemos dicen mucho de las personas. Porque “toda gordibuena sabe perfectamente cuáles son esas prendas que le hacen parecer una tremendísima amazona”.

– Tener el guapo subido. Y aquí, amigas, es donde probablemente radica la clave de todo el asunto. Porque lo importante, ante todo, es tener una autoestima y una actitud vital que van más allá de la apariencia física y de su consideración por los cánones que impone nuestra sociedad. Una persona es atractiva, ante todo, por lo que transmite a los demás. Por eso, siempre repetimos: “Quiérete a ti misma”.

– Mucho sentido del humor. Íntimamente relacionado con lo anterior: somos como somos. Nuestros complejos vienen por la educación que hemos recibido, por la presión de una sociedad bombardeada por un canon estético miope e inalcanzable para una mayoría. Para superar esa dictadura del canon de belleza único, conviene saber reírse. Por ejemplo: “Una gordibuena tiene que saber reírse del tamaño de su culo o de sus pechugas, porque es muy consciente de lo que ve en el espejo y lo adora”.

Lo importante es quererse

Pues bien, lo que decía nuestra compañera en ese artículo levantó una cierta polémica. Desde Weloversize aclaramos entonces y volvemos aclarar ahora: lo importante es quererse, saber que la valía va más allá del número que marca la báscula. Por eso, la gordibuena no obliga a los demás a aceptarla, porque se acepta a sí misma y es capaz de sacar partido a sus virtudes.

Muchas querríamos adelgazar, entre otras cosas por motivos de salud, pero sabemos que no es sencillo. Así que, aunque la gordibuena quiera mejorar su futuro, no se fustiga con su presente. No tiene miedo a la palabra gorda, no se deja pisotear, y sabe que lo que más de moda está, lo que de verdad marca la diferencia, es la actitud, el amor propio y saber pisar con garbo por la vida. Ya sea gorda, delgada o mediopensionista.

La meta es ser feliz estando gorda, delgada o en el proceso de adelgazamiento, porque la felicidad no depende del peso. La gordibuena hace todo lo posible por sentirse bien consigo misma, y lo consigue. Se esfuerza por sacar partido a sus cosas buenas y disimular las malas.

“Todo se trata de aceptarte, con tus defectos y tus virtudes”, concluíamos entonces: “Encontrar el equilibrio entre lo que queremos mejorar y aquello con lo que nos conformamos. Dejar de culpar al sobrepeso de todos los males de nuestra existencia y disfrutar de nuestro cuerpo, de la vida y de las personas como si fuera nuestro último día en la tierra”.

Regalos para subirnos la autoestima

Pues bien, así explicado, ¿verdad que se puede ser madre y gordibuena? Es cierto que cuando somos madres, nuestras preocupaciones y ocupaciones varían. Es muy probable que ya no dispongamos de tanto tiempo para nosotras mismas, y que debamos compartirlo con nuestra familia. Igual les pasa (o les debería pasar) a los hombres. Sin embargo, nuestra vida va a llenarse de momentos para aumentarnos la autoestima y disfrutar, como decíamos antes, de nuestro cuerpo, de la vida y de las personas que nos rodean.

Por ejemplo, ya se acerca el Día de la Madre. Ese día, recibiremos algún regalo especial y único. Cualquier cosa que venga de los hijos, siempre es única e inigualable, pero hay regalos muy originales, que te harán sentirte tan especial como verdaderamente eres. Por ejemplo, en Hoffman personalizan gran cantidad de objetos. Este tipo de regalos tiene una característica: son únicos e intransferibles, así que suelen hacer especial ilusión.

Por ejemplo, un calendario con fotografías de la familia. O una taza con la foto de los hijos, para que puedas sentirlos cerca cuando estés en el trabajo. O los álbumes de fotos, en varios tamaños y calidades, para que puedas recordar esos momentos tan especiales cuando quieras. Un álbum de fotos sirve, también, para dar las gracias a una madre por habernos hecho crecer y haber entregado lo mejor de sí misma. ¿Qué puede dar más satisfacción? ¿Verdad que esas cosas suben la autoestima? ¿Verdad que se puede ser madre y gordibuena?