Érase una vez un día hace un par de años en que decidí no maquillarme por un tiempo y cuidarme la piel de la cara con productos cruelty free, veganos y naturales, un flus-de-los-míos-a-los-que-hay-que-hacer-caso-sí-o-sí. Para más alegría y jolgorio, descubrí Lush, marca que adoro desde entonces, que cubría todas mis necesidades de cuidado facial… y me enseñó lo que era un sérum.

Ah y que conste que yo fui #nomakeup antes que Alicia Keys.

Desde entonces y hasta hoy, sólo me he maquillado para una sesión de fotos y para un par de bodas; 3 días de 700 (aprox).

La experiencia ha sido per-fec-ta. Se la recomiendo a todo el mundo. De hecho al principio fue un experimento semanal que se alargó… hasta casi dos años. La piel está bien, los poros, cerrados, y yo, feliz con mi cara limpia. De hecho los  días que tuve que maquillarme sentí como si llevara una máscara (no, no era el mejor maquillaje de la historia).

El caso es que ahora me apetece maquillarme otra vez. Encontrar una base/bb cream o polvos que sea ligero, tener un rímel y un par de labiales en el armario, ponerme colorete e incluso cuando me dé la gana, liarla parda con un eye-liner  y sombras.

Y entonces me dio por pensar y… me encontré con un par de problemas:

  1. Siempre se me olvida/me da pereza/no tengo dinero para comprarlo.

  2. Preguntas malignas a mi misma: ¿Por qué quiero maquillarme?, ¿no me gusto al natural?, ¿estoy cumpliendo los deseos de la sociedad?; y la del millón: ¿soy menos feminista por maquillarme de nuevo?

Respecto al problema 1, ya me lo guiso y me lo como yo.

Respecto al 2, tras mucho reflexionar os cuento mis conclusiones:

  • Me quiero maquillar porque es divertido, porque me quiero volver a ver con esa decoración extra que te permite ponerte cada vez un look de cara distinto.
  • No me gusto al natural, ME ENCANTO. Y eso sólo significa que ya puedo aprender a maquillarme bien, porque si no me preferiré sin una gota de potingue.
  • No estoy cumpliendo los deseos más que de mí misma, que igual que visto mi cuerpo como mejor me parece, puedo vestir mi cara de la misma forma, y quien diga que lo hago para gustar, me lo tomaré como el “te pones escote para provocar”: Bueno, pues molt bé, pues adiós.

 

  • Y por último: NO, definitivamente no soy menos feminista por tener maquillaje a mi alcance diario si así lo decido. Tras dos años saliendo a la calle al natural, puedo asegurar y aseguro (a mí misma, que no debo explicaciones a nadie) que me maquillo, me visto, me peino y me tiño sólo y exclusivamente dependiendo de mi gusto, de mis ganas y de mi estado de ánimo.

El mito de que todas las feministas son descuidadas y que se “afean aposta” es eso, un mito. Y una soberana gilipollez, si se me permite.

El feminismo te libera: tienes conciencia plena de lo que la sociedad espera de ti, pero actúas de acuerdo a lo que quieres TÚ. Entiendes que enseñes más o menos carne, sigas más o menos la moda, tengas la talla que tengas, etc, mereces el máximo respeto. Y así lo exigirás siempre; para ti y para las demás.

*Ahora Alicia Keys ha salido maquillada en una revista, pero yo había decidido volver al maquillaje ANTES.