Yo no sé si os pasa a todos, pero yo cada vez que oigo la frase “Si quieres, puedes, sólo es fuerza de voluntad” me dan ganas de coger al que lo dice y doblarle el cuerpo para que le lama su propio culo.  Me crea agresividad máxima. Sobre todo cuando la frase viene asociada a hacer dieta o a la fuerza de voluntad que deberías tener para hacerla y quedarte estupenda, o para ir al gimnasio.  Y sino la tienes eres una puñetera fracasada que no tiene derecho a la vida.

 Qué exagerada, diréis, pues no. No creo que exagere. Me dedico al sector de la belleza hace veinte años y cada semana veo mujeres cuestionarse y machacarse a si mismas porque no tienen esa fuerza de voluntad que sí parece que tienen otras para dejar de comer por ejemplo. Y se cuestionan, y se autoflagelan por no encontrarla. Otras se torturan porque si tiene la talla estándar pero no la piel firme que se exige  y no tienen esa puñetera fuerza para ir al gym a las seis de la mañana antes de tener que levantar a sus hijos, prepararlos para ir al cole, dejar la comida hecha y luego ir a currar 8 horas, chupándose atascos o el transporte público lleno en hora punta.  Que si eso no es fuerza de voluntad que baje Dios y lo vea.

Y así una tras otra, autodestruyéndose por no llegar a las expectativas que creen que deberían tener. Porque todos esos anuncios y eslogans lo único que hacen es ponerte encima una presión enorme, y una mirada inquisitiva que te dice: «Y si no puedes, eres una mierda».

Quizás no tienes ese espíritu de sacrificio, o esa disciplina inamovible Y ¿qué pasa? ¿Ya eres peor por no tenerla? Un mojón. Es como si machacáramos a alguien por no saber pintar, o escribir o tocar el piano o porque no deja de fumar o de morderse las uñas.

No se nos ocurriría, pero claro por no hacer dieta si nos creemos en el puñetero derecho de cuestionarle y señalarle con el dedo, en plan “Es un pobre gordo sin fuerza de voluntad, dominado por su adicción a los donuts”.

 Pues sí, hay gordos así pero también hay muchos otros con una fuerza de voluntad enorme, que comen bien, hacen deporte y aun así no adelgazan. Entonces ¿Esos son gordos de clase A y los otros de clase B? Porque  unos si tienen voluntad y los otros no, otro mojón para ti.

 Hay muchas razones por las que una persona no puede adelgazar (enfermedad, problemas de tiroides, bloqueos emocionales… o por la  puñetera fuerza de voluntad) y eso no nos da derecho a hacerles sentir como una basura con nuestra frasecita de “Si quieres, puedes”. Porque hay muchas personas que quieren y no pueden. Y otras como yo, que pueden pero no quieren porque no les compensa una mierda pasar hambre para lo que van a conseguir, que es meterse en  la 38.

 

 Respeto a las personas que se machacan en los gimnasios para estar sanos, delgados o lo que les de la gana. Respeto a los que hacen dieta constante por los motivos que sea, en general respeto a todo el mundo menos a los que van de salvadores de tu vida diciéndote que si estás gordo es porque quieres, y que puedes conseguir lo que desees con esfuerzo. ¿ Ah sí?  pues yo por mucho que quiera no puedo medir 1,70 ni ser blanca de piel.  ¡Así es que no me jodas! Y por mucho esfuerzo que le he puesto aun no he conseguido que Jimmy Choo me regale un bolso para resarcirme del dolor que me provocó Zara en mi juventud. Aunque según tú lo conseguiré. No pierdo la esperanza. Gracias.

Además la fuerza de voluntad está sobrevalorada, porque es algo aburrido y coñazo que te obliga  a hacer algo desagradable un día tras otro, para conseguir un objetivo que a lo mejor luego ni te hace feliz. Porque si fuera tan guay se llamaría, “Puta felicidad”.

Yo no tengo fuerza de voluntad para madrugar, es algo que no soporto y que me hace tremendamente infeliz, por lo que me he buscado la fórmula de entrar a trabajar más tarde y no hacerlo. Y no madrugo, y me acuesto tarde y ¿qué pasa? Por eso ya soy débil y no tengo fuerza de voluntad. Pues yo creo que es al contrario, que he dejado de hacer algo que odio, y he aceptado que mi cuerpo no está hecho genéticamente para levantarse a las siete, y tan ricamente. No soy peor persona por eso.

En resumen que yo pasaría de la puñetera fuerza de voluntad de una vez, y empezaría a perseguir lo que te hace feliz sin presión, para conseguir tu sueño, sea el que sea, poco a poco, sin un dedo acusador que te señale si flaqueas en algún momento, sino uno que te diga:  «No pasa nada, eres humano, de los errores se aprende, sigue adelante».