Hace un tiempo se puso muy de moda que te hagan dibujitos en la espuma de los cafés. Antes solo lo hacían en los bares fashion o en las cafeterías carísimas, pero ahora se ve que les han dado un curso gratis a todos los camareros del mundo que no hay sitio por cutre que sea que no te pidas un café con leche o hasta solo y te lo traigan con dibujito incluido.

Yo, llamadme borde (que no os falta razón) pero no le veo sentido alguno a que me dibujen un puñetero corazón en el café con  leche, primero porque me parece una ñoñería y que yo a las ocho de la mañana cuando voy al bar pues no estoy tan romántica, para qué nos vamos a engañar. Y lo segundo es que el pobre camarero cuando te lo trae ya lleva incluida una sonrisa y te mira a los ojos de una forma, que yo no sé si es que quiere ligar conmigo o es que espera una respuesta amable de lo feliz que me ha hecho el puñetero corazón del café. Y las dos opciones no van a ser posibles y menos a esas horas. Porque yo lo único que quiero cuando me lo ponen en la mesa es levantarme y hacer un Kill Bill mientras le tiro el café hirviendo a todos los que sonríen al verlo. ¿En serio no habéis visto un corazón antes para que lo miréis con esa cara de sorpresa después de que os lo hayan hecho 70 veces ya?

 

Lo que también me da rabia es que si vas con un chico a tomártelo, a ti te pone el corazón o la flor y a él una hoja rara o algo abstracto, o sea que son cafés sexistas, lo digo desde ya.

Porque yo entiendo que el mundo del arte está fatal y que hay muchos artistas trabajando en cafeterías con su arte contenido y frustrado. Si ese fuera el motivo mira, aún lo pasaba, pero en la mayor parte de los casos es porque es una puñetera moda absurda y todos han hecho un cursito de cómo decorar un café en cinco segundos con dibujos estándar y sin sentido alguno.

A ver, que es un café, que ya la espuma no es que sea lo que más mola en el mundo porque por muy fina que te lo quieras beber, siempre siempre siempre se te va a quedar en los labios o peor aun alrededor, y con estos cafés artísticos, la cantidad de espuma es tal, que la puedes usar para rizarte el pelo y te sobra para depilarte las piernas.

Y luego ya hay bares en los que se han especializado y se han hecho tan profesionales que hasta te piden la foto de tu mascota para hacerte el dibujito de tu perro clavado en el puñetero café. Que yo digo, pero si me lo voy a beber en 2 minutos ¿Es necesario? Y encima de nuevo esperan que pongas cara de asombro y digas: «Qué maravilla, es una obra de arte» en un puñetera taza de los chinos ohhhhhh (Esto último lo piensas pero no lo dices porque aunque la sinceridad está bien tampoco es cuestión de ser grosera y quitarle la ilusión de su vida al señor que hace dibujos chachis en los cafés).

 

Así es que de verdad espero que esta moda se pase pronto porque yo ya la odio con todo mi ser, y voy de bar cutre en bar más cutre a ver si encuentro a alguien que me haga un puñetero café sin adornos y si puede ser que me lo sirva sin ninguna expectativa de que con la decoración me va a alegrar el puñetero lunes. Porque no es así.

Y si queremos ser ñoños pues en vez de dibujitos inventad un café de color rosa con el azúcar brillante que parezca purpurina y que te pinte los labios al bebértelo con un labial waterproof que te dure 12 horas sin moverse.  Eso si que me haría feliz, pero los corazones, basta ya.