La magia de la navidad es un hecho. Todos están más contentos, hay ilusión, crees que son épocas de milagros, de bondad….bla, bla, bla. Aquí lo importante son los regalos.

Tengo 29 años y soy lo menos navideña que os podáis imaginar, ODIO la navidad, el día 22 me pongo “noche de fin de año” por 159400395309504 y fin de mi navidad, pero otra cosa son los regalos, ah, mi wish list, incluye desde unos Jimmy Choo, pasando por un ipad, llegando a unas bragas.

El lunes pasado salí de trabajar y me encontré con mi madre y unas amigas, iban cargadas de bolsas y tonta de mi pregunté a mi señora madre que era eso que llevaba, contestó muy panchamente: “TUS REGALOS”, hasta aquí todo iría bien, pues mi madre me hace creer que pese a mi edad, a sus intentos frustrados de echarme de casa y a sus “no te voy a regalar nada” pues me había comprado tres bolsas de diferentes tamaños y posiblemente de contenido interesante, pero queridas y queridos, mi madre es una MADRE, incapaz de guardar secretos y en medio de Bimba y Lola me dijo en plan secretísimo y que no salga de aquí, es un pijama, unos guantes y los pendientes aquellos que te gustaban.

Mi cara fue un poema, me quedé patidifusa, adoro levantarme el día 25 con las ansias de un niño de 3 años para abrir paquetes, aunque normalmente son mis autoregalos, pero oye, son míos, sé que me van a gustar, lo de mi madre fue un golpe bajo, spoilers navideños no, gracias.

Este año confío en que los Reyes Magos no me hagan spoilers y me sorprendan algo más que Papa Noel.

¿Vosotros que habéis pedido?

Autor: Alejandra Rudiño