La ciudad se va vaciando. Los domingos ando sola por la calle y al hacer un trasbordo de metro me siento en medio de una peli de apocalipsis zombie. Sí, es lo que pensáis: en verano no me voy a ningún sitio y, dejando a un lado a turistas torrados por el calor, ahora mismo empieza a haber más pokemones que personas en Madrid (y otros lugares).

Estoy tratando de cuadrar el calendario y mi monedero (y ver si los astros se alinean) para ver si me escapo un fin de semana al pueblico, a la playa o encuentro un vuelo barato a Dondesea. Si paso otro domingo viendo en la tele cómo reforman casas me lo convalidan por alguna asignatura en Arquitectura (sí, sabes de lo que hablo).

Pero mientras tanto, trato de pensar en qué hacer mientras paso estos días en que hace tanto calor que la ciudad se convierten en Orodruin.

Aquí estamos: Mordor, ciudad de vacaciones.

Algunos planes no se cumplirán; otros, se medio harán. Pero estoy pensando en alternativas para dejar de ver fotos de vacaciones ajenas mientras el ventilador agita mi melena inexistente:

  • Una gran ventaja es que los metros van casi vacíos y, además, ¡en ellos se está fresco! Así que creo que voy a pillarme un buen sitio en la línea circular, coger unos cuantos libros y echar la tarde.

 

  • Dejar Facebook, Instagram, Twitter, Loquesea… Está lleno de viajes y playas ajenas.

 

  • Buscarme un amor de verano. Oye, no he tenido de primavera ni nada, pero todo el mundo habla de amores estivales con más frecuencia. ¿Dónde se encargan?

  • Buscar una cafetería o bar tranquilo y coge cuadernos, agendas y el ordenador. Teclear y adelanta trabajo al lado de un refresco/caña/batido/helado y bajo la brisa del aire acondicionado. (¡Hola! Os escribo sin pasar calores y con la conversación lejana de unas abuelicas bien majas).

 

  • Localizar una buena piscina. Mudarme ahí.

Quiero ponerme a remojo.

  • Aprovechar para ponerme al día con series y películas. Las noches en las que el calor no deja dormir son perfectas para enganchar un capítulo tras otro. Por fin una excusa perfecta para este gran vicio.

 

  • Cine de verano. Como su nombre indica, sólo es en verano. Así que hay que aprovecharlo. Las pelis sin techo arriba y con el ambientillo de estos pases estivales tiene un no sé qué que hace que las pelis sienten mejor.

 

¡Aaaaaaah! Digo… The neverendingstoooOoOooryyyy…. AaaaAa…

  • Museos. Es algo que durante todo el año se debe intentar pero no siempre es fácil por horarios, planes, etc. Así que los fines de semana de verano pueden ser perfectos para mirar ver exposiciones temporales o visitar museos todavía sin descubrir.

 

  • Ve al teatro. Disfruta de musicales, de monólogos, de comedias… Hay que echar un ojo a la cartelera y aprovechar estos meses. (O que el teatro vaya a tu casa, claro)

 

 

  • Reencuentro con gente a la que no has podido ver durante el año, conocer gente… Crear la agenda del verano para hacer el plan oficial de estos meses: cañas en una terraza. Da igual que sea entresemana, da igual si en el centro o en el barrio… Echar unas risas con unas cañas en la terraza de cualquier bar y las horas de calor se vuelven cortas.

 

Voy a seguir pensando en planes para estos meses. ¿Y tú? ¿También en la ciudad? ¿Qué más planes tienes?

 

Imagen destacada: ‘The Simpsons’ (Gracie Films | 20th Century Fox Television)