«Estas vacaciones son la prueba de fuego para ser un lobo”

“Llevamos burundanga?”

“Tengo reinoles tiraditas de precio para las violaciones”

“Hay que empezar a buscar el cloroformo, los reinoles, las cuerdas…para no cogernos las manos que luego queremos violar todos”

ASCO. PUTO ASCO.

Es lo único que sentí cuando leí esto por primera vez.

¿En qué cojones nos estamos convirtiendo? ¿En qué momento hemos pasado de ser mujeres a ser cosas? ¿Ahora somos instrumentos de autoconsumo para placer ajeno?

Pero ya no sólo siento asco inicial ahora también me planteo que clase de colegas TARADOS tiene la gente. Es decir, ¿vosotr@s tenéis este tipo de colegas? De estos colegas que lo mismo te hablan de irte de cañas como de violar a tías poniéndoles mierdas en las copas. Esta clase de colegas que cuando sale en el telediario que han detenido a 5 tíos por violar a una chica en los San Fermines empiezan a poner en el grupo de WhatsApp “Ay no seréis vosotros”. ¿En serio? Pero de toda la pandilla de amigos ¿no hay una p* neurona? No hay una cabeza lúcida que diga: pero tíos ¿qué cojones estáis haciendo con vuestra vida? Estos tíos ¿no tienen madres, primas, hermanas, amigas…?

Es como si sale en el telediario que han robado la sucursal del banco de al lado de tu casa y te llama tu madre para preguntarte si no habrás sido tú. Que viene a ser la evolución adulta-esquizofrénica (supongo) de “se ha acabado la Nocilla… ¿no te la habrás comido?” que te decían en casa cuando tenías 8 años.

Pero no sólo tenemos que comernos esta mierda. No. También tenemos que ver como se duda de una chica. Una chica que os recuerdo DECIDE SOBRE SU CUERPO y con QUIEN, CÓMO Y DÓNDE se acuesta con alguien y tened en cuenta panda de neandertales que da igual si va con jersey de cuello vuelto o con un bikini, da lo mismo si va sola o acompañada, con 5 copas encima o con ninguna, si te ha comido antes la boca o si pasa sola por un callejón. ES ELLA QUIÉN DECIDE. Y cuándo ella no dice nada ES QUE NO QUIERE. Porque no olvidemos que además esta chica no dice que no ni chilla ni patalea… porque NO PUEDE, no porque no quiera.

Y ahora, con sus dos cojones, se le pide a un detective que investigue la vida de esta chica. Que salió de casa días después, que volvió a salir de fiesta, que volvió a quedar con amigas, a oír música, a bailar, a reírse y quizás incluso volvió a besarse o acostarse con otro chico. Cuando supuestamente no debía. Cuando debía quedarse en su casa llorando, con una depresión tremenda, muerta de miedo y temblando en una esquina. Porque cuando sufres una situación de este tipo tu vida no es aún lo bastante mierda, no, tiene que venir un tercero a juzgar y a valorar si te han dejado lo suficientemente jodida para los restos. Y ahí, cuando todo Dios se entere de que estás aterrorizada y que no podrás volver a tener una vida normal, ahí sí te creerán.

Así que os voy a decir una cosa: YO SOY DE LA OTRA MANADA, de la manada de gente que está HARTA DE ESTAS SITUACIONES.

  • Soy de la manada de hombres y mujeres que estamos hasta el coño de que a las tías se nos cosifique.
  • Soy de la manada que se enfada y se pone de malas cuando oye preguntas del tipo ¿y cómo iba vestida?
  • Estoy en la manada rodeada de mujeres a las que les han tocado el culo en la calle, en un garito, en el trabajo y porque sí.
  • Estoy en la manada, rodeada de gente, llevándome las manos a la cabeza pensando en cómo cojones estamos educando a las nuevas generaciones.
  • Estoy en una manada de gente SIN MIEDO a la que se le están hinchando mucho las pelotas cuando te quejas de cómo te tratan y te llaman feminazi.

 

Poniéndonos espléndidos a estos “figuras” les va a caer una pena de 22 años y medio por barba. Aplicándoles el tercer grado cumplirán (más o menos) íntegros en prisión 15 años.

Entre tanto esta otra manada seguirá creciendo, haciéndose fuerte, quejándose, denunciando, para que así, cuando les toque volver a su vida, seamos como “la nada” de la Historia Interminable que iba devorando todo a su paso, para que como una oscura sombra negra caigamos sobre ellos, porque somos la otra manada y también tenemos hambre.