Son bonitas. Son parte de nosotras. Pero a veces pueden ser un auténtico rollo. Tener el pecho grande no es misión fácil. Y ya sabéis, cada maestro tiene su librillo. ¡Aquí os dejo algunas de nuestras manías más comunes!

REACOMODARNOS EL PECHO

Que si se nos levanta el sujetador por delante, que si se nos escapa todo por debajo…Chica, que al final tenemos que acomodar a los bebés más veces que las que pestañeamos. Y cuando estamos hartas de que se muevan, pues nos ponemos un sujetador extra deportivo y nos dejamos de historias (eso si somos capaces de aguantar el calorín que mete).

CALENTARNOS LAS MANOS EN INVIERNO

Suerte para nosotras, tenemos verdaderas estufas. Si los guantes no llegan a ser suficiente, tenemos solución rápida: ¡tirar de calor humano!

ABANICARNOS

Sudamos. MU-CHÍ-SI-MO. Así que cada dos por tres nos toca pasarnos una toallita por debajo y ponernos en frente del ventilador a ver si se nos pasa el sofoco.

USAR LAS MANOS COMO SOPORTE

No sé si os habréis dado cuenta, pero es algo que hacemos de forma inconsciente. Os pongo en situación: estamos en la playita, sentadas en una hamaca… ¡Y con las manos entrelazadas por debajo del pecho para sujetarlo mejor! No falla.

PONER LAS CARTAS SOBRE LA MESA

Un clásico. Y más ahora con el calorcete. No hay nada mejor que poner las chiquis en lo alto de la mesa para que nos dé fresquito y para quitarnos algún peso de encima.

UNA AL ESTE Y LA OTRA AL OESTE

Soy de las que duermen boca abajo, y como os podéis imaginar es un problema. Cada vez que me tumbo tengo que hacerlo a cámara lenta, para estar segura de que las tetas están lo más separadas posible y que la cabeza me llegue a la almohada.

Ángela Moya.